Eduard
La firma de opinión del periodista y crítico cultural Juan Ángel Fernández
'Eduard', la firma de Juan Ángel Fernández
Albacete
Hablemos del arte de interpretar. De como lograr que tu vida entre en una lisonja, en una experiencia personal aventurera, amarga, profunda o cómica sin comértelo ni bebértelo. Me refiero básicamente al hecho de la representación actoral, una interpretación destinada a exhibirla ante un público extraordinariamente numeroso y expectante que ha pagado por disfrutar esa aventura: la de la escena. Hablamos del extraordinario oficio de actor/actriz a veces no compensado suficientemente con la ecuanimidad, objetividad, que reclama el esfuerzo y dedicación de quien ha optado por aplicarse a la complicada técnica de la interpretación.
Estos días no salgo de mi asombro al haber visto un par de veces en escena en menos de dos semanas al actor catalán Eduard Fernández, (¡Ojo!, en el programa de Javier del Pino, este último domingo, se dijo que suficiente te digan que una película es magnífica para que al verla inmediatamente después se te caiga un poco el consejo: no la veas inmediatamente: se apostillaba). Eduard Fernández insisto: un tipo que jamás ha salido del sobresaliente cada vez que nos hemos topado con él como espectador desde los ya añorados tiempos de Els Joglars, Teatro Lliure o en el cine con La Fura dels Baus en la película Fausto 05, en 2001, que le valió uno de los tres Goya que posee: el del mejor actor... y posteriormente tras su salto definitivo al cine con directores como Gonzalo Suárez, Fernando Trueba, Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia, Imanol Uribe, Gracia Querejeta, Cesc Gay, Pedro Almodóvar, Alejandro González Iñárritu, Bigas Luna, entre otros. .
Pero no hablo de películas, hablo de un actor excepcional al que acabo de ver, como he dicho, dos veces estos últimos días. En ambas luce su desparpajo comprometido: como vecino de barrio en la película El 47 o como cuenta-cuentos de experiencias bélicas en un campo de concentración nazi en otro film de este año: Marco: Interpretando al sindicalista español Enric Marco, Secretario General de la CNT y Presidente de la Amical de Mauthausen de España, que dio un gran número de charlas sobre su vivencia como superviviente de los campos nazis. Aquí especialmente magistral. ”Yo he visto reflejado ese tipo de personaje a lo largo de mi vida en alguna ocasión”, pensé al salir del cine. Claro, el merito absoluto es de Eduard al que te regala a su cámara cada gesto, cada dialogo, cada cara de incomodidad,. Evidentemente hay que contar con el asesoramiento profesional de ambos directores: Marcel Barrena en El 47 y los dos directores de Marco: Aitor Arregi y Jon Garaño, muy disciplinados también al contar la peripecia del sindicalista.
Recientemente ha abordado un gesto singular viniendo de un actor, interpretando una dedicatoria a su madre fallecida en Barcelona durante la pandemia. Eduard Fernández, estaba en Madrid y no pudo viajar a la ciudad condal para despedirse de ella. Ahora lo hace con el primer monólogo teatral de su dilatada y exitosa carrera en su proyecto más personal, Eduard pone voz a su madre para contarla y cantarla sobre un escenario. El propio autor, con la ayuda del estupendo director de espectáculo, Andrés Lima, ha reescrito el texto original, obra del autor argentino Santiago Loza, para introducir datos reales, muy concretos, de la personalidad y carácter de Fernández, de su propia madre y también del padre.
Valga mi modesto homenaje a este gran actor para rendir memoria a todos aquellos personajes, hombres y mujeres, que nos cuentan vidas y obras desde un escenario.