Opinión

¿Y sí… no conmemoramos el 25N?

La firma de opinión de Évelin R. Molano, activista y voluntaria de distintas organizaciones, fundaciones y colectivos en defensa de los Derechos Humanos, Sociales, Económicos, Culturales y Ambientales

'¿Y sí… no conmemoramos el 25N?', la firma de Évelin R. Molano

Albacete

Hay tantas fechas emblemáticas en el calendario que ya se solapan unas con otras.

El 25 de noviembre es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una fecha que sirve para denunciar y reclamar políticas que erradiquen la violencia de género, pero parece que hay parte de la sociedad que prefiere negarla, matizarla o simplemente intentar que perdamos el foco, inclusive utilizando “nuestras diferencias” para llamar “locas” a todas aquellas personas que -no mezclando conceptos- defendemos que la violencia machista existe y que se documenta con datos, con casos, con testimonios y con nuestro propio miedo.

La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo. Se calcula que, a nivel global, casi una de cada tres mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida.

La violencia contra mujeres y niñas sigue siendo silenciada por un sistema que facilita la impunidad de los agresores, y que permite la estigmatización y la vergüenza de las víctimas. Si no conmemoramos esta fecha, perderíamos la oportunidad de denunciar la violencia que se ejerce contra las mujeres en todo el mundo, de reclamar políticas para erradicarla y de generar conciencia sobre la necesidad de prevenir y erradicar la violencia de género.

Es como si nos hiciéramos cómplices de la violencia física, sexual y psicológica que viven millones de mujeres, como si aceptáramos que la violencia por parte de una pareja está bien, que el maltrato físico y psicológico es válido, que la violación conyugal no existe y que el femicidio es solo una estadística más de las noticias del país en el que nos encontremos.

Es como si aceptáramos que la violencia sexual y el acoso no existen, que la violación, los actos sexuales forzados, las insinuaciones sexuales no deseadas, el abuso sexual infantil, el matrimonio forzado, el acoso callejero y cibernético, pues son algo normal contra lo que no hay que luchar, y que lo más probable es que las mujeres tengamos la “culpa”.

Es como si cerráramos los ojos y formáramos parte de las redes de trata de personas, de la esclavitud, de la explotación sexual, la mutilación genital y el matrimonio infantil.

¡Y no! Yo sueño con que no nos hagan cómplices jamás. Con que mis tíos, mis hermanos, mis amigos, mis compañeros de trabajo me sigan cogiendo de la mano, que me digan que nos apoyan, que nos defienden, que saben bien que la violencia contra nosotras es real, y que sí es una violencia estructural de hombres contra mujeres, de criminales que lamentablemente no se clasifican ni por edad, ni por estrato social ni por nivel educativo, que esa violencia está en todas partes, que entienden mi miedo, que temen por mí y por las mías, por las nuestras, y que no van a bajar los brazos ni silenciar su voz, que, por el contrario, se unen a la mía.

Por eso espero que nos sigamos viendo en las calles, en los cines, en los coloquios, en las redes, y en todos los espacios que conmemoren esta lucha social, que debe ser cada vez más potente y debe resonar en cada rincón del mundo. 25N siempre.

Y que si alguien utiliza estas conmemoraciones para blanquear su imagen no nos sorprende ni nos desanima, porque sabemos que los agresores están en todos los foros, pero que las luchadoras, también, y que tenemos una importante red de apoyo diversa y fuerte.

Évelin R. Molano

Colombiana, hija adoptiva de Albacete desde hace...