Albacete, la ciudad de las oportunidades perdidas

Albacete

Hoy quiero llamarles su atención sobre lo que uno modestamente, y fruto de su pasión por Albacete, cree que es lo verdaderamente importante para nuestra ciudad y provincia.

Muchas veces el ruido diario en el que se ve inmersa la ciudad no deja escuchar lo que es importante. Vivimos como en un parque de atracciones con maratón por aquí, carrera por allá, despedidas de soltero en fin de semanas, atracción en el Altozano, verbena en la plaza de la Constitución, y mucho, pero que mucho mogollón humano en la zona del ruido que son las calles de la Concepción y la de Tejares. Estamos distraídos de lo que verdaderamente importa al progreso y al futuro de Albacete.

A menudo pienso que somos la ciudad de las oportunidades pérdidas. Y les pongo varios ejemplos. La autovía A32 de Linares a Albacete sin concluir 30 años y con más de 100 kilómetros pendientes de Jaén a Albacete. Una autovía a la que cada Gobierno de España, salvo excepciones, y sea de un color u otro, le da el tratamiento de la carretera de Pulgarcito con una piedra cada año y así ya llevamos 30 años. Qué decirles de la Autovía a Cuenca de la que nadie ya habla. Seguimos con el nudo ferroviario perdido hacia Murcia, dejando tiradas a ciudades tan importantes como Hellín o Tobarra. Continuamos con la eliminación de Albacete como enlace con el corredor mediterráneo por Valencia que nos colocaría en la senda europea del progreso y del comercio. Y qué decirles de ese puerto seco que nos lo anuncian como la panacea, cuando está más seco que su propio nombre. Si quieren seguimos con el olvido del desdoblamiento de la carretera a Requena que engancharía con la Autovía de Madrid a Valencia. Y cómo olvidarme del más importante proyecto cultural de la ciudad en su historia como fue el truncado Museo Nacional de las Artes Circenses, que nos regalaban a la ciudad el Banco de España, que luego compramos al Estado, y nos invertían cuatro millones de euros, aprobados en 2013 por el ministro Montoro, para dejarnos abierto un museo nacional en el centro del altozano. Y ahí está ahora ese Banco comprado por el Municipio, pero sin un proyecto para el mismo. Todo lamentable.

Hace cinco años, en 2019, la ciudad se movilizó a través de la Fundación Campollano liderada por mi amigo Vicente Mompó, leyenda del comercio en Albacete, en un manifiesto sobre el progreso de la ciudad, con firmas muy prestigiosas. De esos puntos reivindicativos solo se ha conseguido, aunque con ritmo lento, la ampliación del Hospital de Albacete.

Fue una pena que llegará la pandemia que ha transformado muchas cosas, entre ellas el carácter reivindicativo de los y las albacetenses, anestesiando a una ciudad que sobrevive pensando solo en la Feria y distraída en evento por aquí y evento por allá.

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Cuentan los periódicos de la época que cuando en la dictadura de Primo de Rivera se nos concedió el ferrocarril , truncado luego por Franco, aquel que unía, atravesando Albacete, la jienense Baeza con la valenciana Utiel, las gentes se echaron a las calles de la capital con gozo y alegría.

Me gustaría que el pueblo de Albacete, sus gentes, sus agentes sociales, su empresariado, y principalmente sus diputados y senadores nacionales o diputados autonómicos, reaccionaran, despertaran de una vez, para levantar nuestra voz en Toledo y en Madrid, como la capital más importante de Castilla La Mancha que somos, y exigir lo que verdaderamente es importante para Albacete.

Mientras que esto llega, seguiremos siendo, en gran medida, la ciudad de las oportunidades perdidas.