"Una exposición de arte es una película de cine"

Toledo

Ponerse delante de un cuadro de El Greco y pararse a contemplar su belleza, majestuosidad, magia y admirarlo es solo el final de un proceso que arranca en la cabeza del director del museo Santa Cruz y todo su equipo. En él nos hemos colado esta semana para contar una de esas 'Historias del Santa Cruz' que cada viernes llegan a Hoy por Hoy Toledo de la mano de María Arce. En esta entrega especial hemos visto con los ojos de la radio el trabajo de técnicos, especialistas en traslado y montaje, operarios, conservadora, restauradora...y por supuesto el director, Ántonio Dávila, cuyo ritmo de trabajo en este contexto es simplemente frenético.

Tras meses de importanes obras de mejora y modernización en la parte principal del crucero del museo toledano, el más visitado de Castilla-La Mancha, tesoros importantes de este recurso vuelven a ver la luz a través de una muestra que se podrá visitar desde el 2 de diciembre en la sala de exposiciones temporales. Semanas antes de eso el proceso creativo, logístico y encualquier caso minucioso se aprecia al cruzar la puerta de la sal. Un ritmo inusual, un silencio roto por un taladro que no puede dejar ni una mota de polvo a su paso y la minuciosa vigilancia de la conservadora del museo encargada de esta exposición, Estrella, que persigue a unos trabajadores "más que acostumbrados" pero igualmente "responsabilizados y muy ilusionados con todo lo que tiene que ver con el arte". Es Alejandro, responsable de la empresa que se encarga de colgar los cuadros que previamente el equipo del museo ha determinado en que punto exacto de la pared tiene que ir colocado.

En otro punto de la exposición aparece agachado Javier, restaurador y que con sus dedos pasa por cada centímetro de un mosaico para perfilar cualquier detalle que pueda necesitar alguna de sus intervenciones. Entre medias aparece Luis Miguel García Bermejo, de la Asociación de Amigos del museo Santa Cruz: "Es un privilegio poder estar presente en este proceso, menos vistoso pero muy apasionante".

Ántonio Dávila, con sus guantes negros colocados y recibiendo intereses diferentes por parte de los técnicos nos cuenta como el proceso empieza en su cabeza y luego va sumando a todo el equipo. Cada pieza por pequeña que sea tiene un soporte protegido con un material que no dañe la misma y hecho específicamente para un lugar, un momento y un centímetro: "Lo que para el público no es visible para nosotros es medio centímetro de una vitrina que está un poco ladeada y hay que corregir".