Reforma de extranjería y Efecto Mateo
La firma de opinión de la profesora y catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha, María José Aguilar
'Reforma de Extranjería y Efecto Mateo', la firma de María José Aguilar
Albacete
Hace pocos días, a bombo y platillo, el gobierno aprobó el nuevo reglamento de extranjería. La ministra del ramo declaró, básicamente, lo mismo que contenía la nota de prensa que reprodujeron todos los medios -sin excepción- ese día. En resumen: todo bueno, tan bueno que pareciera que España es el nuevo paladín de los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas.
Todos los medios que se hicieron eco del anuncio, pero lo que me sorprendió es que daba igual el periódico que leyese: todos reproducían tal cual la nota de prensa oficial, sin molestarse en contrastar ni haber leído el propio texto del reglamento. Y, por supuesto, sin preguntar siquiera a las personas directamente afectadas por el mismo.
El nuevo reglamento mejora algunos aspectos que dificultan las posibilidades de regularización: sobre todo porque simplifica procedimientos y reduce algunos plazos para acceder al permiso de residencia de quienes se encuentran en situación de irregularidad administrativa.
Sin embargo, el nuevo reglamento profundiza y agrava los problemas de quienes son más vulnerables: las personas solicitantes de asilo. Es decir, de quienes huyen de sus países de origen por razones de persecución política, religiosa, ideológica, sexual, o que huyen de guerras y conflictos. Estas personas, no solo no se benefician sino que salen perjudicadas con el nuevo reglamento, que les pone más trabas y barreras legales y administrativas. El nuevo reglamento se convierte así en una potente herramienta disuasoria para las personas que necesitan protección internacional, laminando gravemente el derecho al asilo.
Esto será así, porque el nuevo reglamento establece que para regularizar su situación administrativa, las personas solicitantes de asilo deben renunciar al procedimiento de protección internacional que está pensado específicamente para quienes huyen de conflictos, persecución o violaciones graves de derechos humanos. El nuevo reglamento afecta gravemente también a las mujeres y niñas solicitantes de asilo, que enfrentan riesgos específicos en razón de género, dejándolas expuestas a explotación laboral y sexual.
España es uno de los países europeos que más rechazan solicitudes de asilo. De los grandes países de Europa somos el que menos peticiones de asilo concedemos. Y la mayoría de las protecciones internacionales que se aprueban son de personas venezolanas.
A los pocos días de aprobarse este nuevo reglamento, seis de las principales entidades que trabajan con personas refugiadas y solicitantes de asilo, denunciaron la trampa que supone para dichas personas el nuevo reglamento. Por más que el gobierno declare que esto representa un avance en derechos humanos, lo cierto es que el pilar fundamental de los derechos humanos, que es el derecho al asilo, no solo no lo protege sino que lo erosiona gravemente.
Hay una frase tremenda en el evangelio de San Mateo que dice: “a aquel que tiene se le dará, y al que no tiene, aún lo poco que tiene se le quitará”. Pues eso es lo que ha vuelto a hacer el gobierno que se cree el más progresista de la historia: quitarle a los más vulnerables y perseguidos lo único que les puede proteger, el derecho de asilo.
Hoy por Hoy Albacete (02/12/2024)