Fibromialgia: Un síndrome no apto para todos los bolsillos
Que se empleen más recursos para su investigación y que no haya enfermedades de primera y de segunda
La mirada de Toledo: Fibromialgia...un síndrome no apto para todos los bolsillos (04/12/2024)
Toledo
Desde hace unos nueve años, tengo el diagnóstico de fibromialgia, pero llevo sintiendo sus síntomas desde que tenía 16.
Todo comenzó con un frenazo en el coche de mi abuelo, que era muy antiguo y no llevaba cinturones en la parte trasera. Esto me causó un latigazo y esguince cervical.
Con el paso de los meses y los años, me dolía todo el cuerpo, especialmente el cuello y la espalda. No conseguía permanecer en pie por mucho tiempo, tenía una gran rigidez, insomnio, ansiedad, molestias gastrointestinales, se me borraban palabras cotidianas de la cabeza y, así, un largo etcétera de cosas.
Así fueron mis días hasta que una magnífica nefróloga me hizo una sencilla pregunta: ¿Cómo te encuentras? Con lo que le comenté, me dijo: "Yo no puedo diagnosticártelo, pero con lo que me has dicho, lo más probable es que tengas fibromialgia." Esa palabra resonó en mi cabeza, ya que por fin veía algo de esperanza a mi malestar.
Me derivaron a reumatología y me atendió una doctora que, claramente, enmascaró con prepotencia su desconocimiento en la materia y me dijo: "Tú no tienes fibromialgia, te duele el cuerpo por tener sobrepeso." En ese momento, sentí en carne propia la expresión "duele más un feo que una hostia", porque así fue.
Tras ese duro golpe, seguí buscando un diagnóstico correcto, hasta que fui por lo privado a una fabulosa reumatóloga de la provincia de Toledo que me hizo el diagnóstico y me acompañó especialmente en esos primeros momentos.
Casi una década después, pese al diagnóstico, sigo siendo totalmente ninguneada por el SESCAM, ya que, al menos en Toledo, ningún especialista nos hace seguimiento. Si acaso, el psiquiatra, que, con todos mis respetos, aunque puede ayudarnos a controlar el dolor mediante la medicación, no es lo que realmente la medicina del siglo XXI puede ofrecernos hoy en día.
Actualmente, tengo un 33% de discapacidad física y una calidad de vida medianamente aceptable gracias a pagar un seguro médico privado, varias sesiones de fisioterapia al mes, así como natación y gimnasio. Si no pudiera pagármelo, sencillamente no podría ni levantarme de la cama.
Con estas palabras, quiero reivindicar que el sistema público de salud tiene medios más que suficientes para el diagnóstico y tratamiento de la fibromialgia, que se empleen más recursos para su investigación y que no haya enfermedades de primera y de segunda.
Alexandra Jiménez
Abogada.