Huertas y acequias: el agua y el regadío como motor de vida en el medio rural
El valle de Ricote, en la Región de Murcia, es un ejemplo de adaptación al medio con sistemas hidráulicos en un entorno semidesértico
Huertas y acequias: el agua y el regadío como motor de vida en el medio rural
Cuenca
En el espacio de radio La Memoria de la Tierra, que coordina Eduardo Bollo desde la empresa Vestal Etnografía, conocemos el ejemplo de aprovechamiento de los regadíos en el valle de Ricote, en la Región de Murcia.
El Valle de Ricote, situado en tierras murcianas y cerca de la frontera con Albacete, es un ejemplo destacado de adaptación humana a un entorno semiárido. En esta comarca, el río Segura ha sido la arteria principal que ha moldeado la historia y el desarrollo de la región. Su cauce ha permitido la creación de huertas que, con la ayuda del ingenio humano, se extienden a lo largo de las riberas.
Estas tierras han sido fértiles gracias a sistemas hidráulicos que datan del siglo VIII, cuando los árabes introdujeron técnicas avanzadas de irrigación, esenciales para cultivar especies como cítricos y albaricoques, que dependen del riego constante.
La fuente Grande
El núcleo del valle es el municipio de Ricote, que da nombre a la comarca. Curiosamente, esta localidad no se encuentra junto al río Segura, sino más alejada, lo que le permitió evitar las frecuentes crecidas del río y preservar su infraestructura agrícola.
La principal fuente de agua del municipio es el manantial conocido como la "Fuente Grande", que provee un caudal de 11 litros por segundo. Este recurso se aprovecha de manera eficiente mediante un sistema que incluye lavaderos, molinos, acequias y balsas. El agua sobrante se dirige de nuevo al río Segura, cerrando un ciclo de aprovechamiento sostenible.
La historia
A lo largo de los siglos, el sistema hidráulico de Ricote se amplió para responder al crecimiento demográfico. En el siglo XIV, bajo el control de la Orden de Santiago, Ricote se consolidó como el centro administrativo de la comarca y destacó por su superficie de regadío. Sin embargo, la expulsión de los moriscos en el siglo XVII afectó gravemente a la región, reduciendo tanto la población como la producción agrícola. Con el tiempo, los sistemas de riego se recuperaron, y en el siglo XVIII el catastro reflejaba más de 100 hectáreas de tierras de regadío.
El regadío
El sistema de acequias del valle está compuesto por la "acequia madre" principal y una segunda acequia, construida para recoger aguas de pequeñas balsas y mejorar la distribución. Una innovación clave fue la balsa del Molino, que permitió duplicar el caudal disponible durante las horas diurnas, optimizando el riego. Para organizar el reparto de agua, los horticultores locales se turnaban según un sistema preciso basado en horarios establecidos, supervisados por el reloj de la torre de la iglesia.
Lavaderos y molinos
Además de su importancia agrícola, el patrimonio hidráulico del valle incluye elementos como los lavaderos y molinos harineros, que desempeñaron un papel crucial en la economía local. Aunque muchos de estos ingenios han caído en desuso, siguen siendo testimonios de una época en la que el agua era un recurso central para la vida.
Hoy, el Valle de Ricote destaca como un ejemplo de sostenibilidad y adaptación en un entorno semiárido. Sus sistemas de riego, introducidos por los árabes hace siglos, siguen siendo una lección de aprovechamiento eficiente del agua, inspirando a otros territorios con condiciones similares, como los parajes de la provincia de Cuenca.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy...