Y que por lo visto 6.0

Talavera de la Reina

Y que por lo visto he vivido más de media vida de alquiler fiel a mi pensamiento de que el que vive de alquiler vive donde quiere y el que compra piso vive donde puede. Eran otros tiempos. Unos tiempos en los que con contrato o de palabra yo tenía una obligación como inquilino: pagar y mi casero tenía las suyas propias: asistir a las insufribles asambleas de vecinos y aparecer poco por mi vida.

En estos tristes días, media España, la España inquilina, se ha convertido en sospechosa habitual. Mi último contrato de alquiler, de ayer mismo, ya tenía seguro de cobro en caso de que yo, derribando un sólido prestigio como pagador, enloqueciera, me encerrara en la casa y me negase a cumplir con mis obligaciones.

Un seguro frente al que no había defensa posible porque yo alegaba mi intachable pasado y mi robusta nómina. Pero mi casero me respondía con argumentos de Ana Rosa Quintana y Susana Griso.  España se ha dividido entre el miedoso de perder lo suyo y el sospechoso de intentar vivir de gorra. En medio han quedado los buenos pagadores, los inquilinos solventes, la gente honrada que son la inmensa mayoría. ¿

Cómo hemos llegado hasta aquí con un país a la cabeza de alarmas de viviendas instaladas? ¿En un país de los más seguros del mundo? ¿Cómo se puede faltar al respeto a las personas honradas? Pues hemos llegado, viendo mucho la tele con sus programas asustaviejas y con los impresentables anuncios de empresas de seguridad. El viernes que viene más.