Alas blancas

Ciudad Real

En un día tan señalado como este 31 de diciembre tomo prestado para mi columna el título de una película que ha pasado desapercibida en las salas de cine españolas, pero que a mí me llegó a conmover. Estrenada al comienzo del otoño, Alas blancas apenas si ha permanecido unas semanas en la cartelera. Y eso que está basada en la novela gráfica Pájaro blanco, de Raquel Jaramillo Palacio,  perteneciente al denominado universo Wonder, título del exitoso largometraje protagonizado por Julia Roberts en el año 2017. Ese universo lo forman los millones de fans con los que cuenta la escritora neoyorquina de padres colombianos que firma sus novelas juveniles como R. J. Palacio.

¿Por qué les cuento esto? Hoy despedimos un año cargado de tensión, de conflictos, de guerras y de terribles sucesos ante los que resulta prácticamente imposible contraponer un escenario de esperanza. Pues bien, hasta en las más complejas situaciones surge la grandeza de la bondad humana para superar tanto desastre. Alas blancas relata una preciosa historia de amor de Sara y Julien, dos adolescentes que se refugian de los nazis en las más difíciles circunstancias en la Francia ocupada de 1942. La magia y la pureza de ese amor sobrecoge aún más que la terrible Segunda Guerra Mundial de la que en este año 2025 vamos a conmemorar el 80º Aniversario de su final. Hacía años que no lloraba en el cine a lágrima suelta. Me pasó con La vida es bella, grandísima obra maestra construida también con el Holocausto como tema de fondo.

La Segunda Guerra Mundial fue la más mortífera de la historia con entre 50 y 70 millones de víctimas. Es algo que no debemos olvidar para que nunca vuelva a repetirse. Y aunque conflictos como los de carácter internacional se escapan a nuestra capacidad de actuación, sí podemos todos premiar, como defiende Stuart Mill en su ensayo Sobre la libertad, a quien en el ámbito de la discusión pública “sea cual sea la opinión que sostenga, observa con calma y tiene la honradez de reconocer lo que representan sus adversarios y sus opiniones, sin recurrir a la exageración para desacreditarlos”. Feliz año y paz para todos.