Lo vintage

Toledo (Toledo)

Con el año recién empezado y pensando en lo que les he pedido a los Reyes Magos en mi carta, acabo de darme cuenta de que cada vez más aprecio lo vintage, las cosas que tiene una historia detrás, que quizás sea lo que las haga más especiales.

En este mundo inmediato, que con solo un clic tienes a mano cualquier cosa en streaming, puedes tener cualquier cosa que acabas de comprar en unos pocos días, es sorprendente cómo seguimos apreciando la versión antigua de algunos objetos.

Es decir, si tengo que regalar o pedir un libro, ni por la cabeza se me pasa que sea en formato digital, quizás tiene que ver porque jamás me acostumbré a leer una novela que no fuese en papel, pero en el caso de los discos es peor aún. Soy una adicta a Spotify, tengo toda mi música a mano, organizada e incluso algunas listas compartidas, pero nunca jamás, pero jamás, le regalaría a nadie un CD de música, porque para eso, y espero que me den la razón, ya están los vinilos.

Llevo autoconvenciéndome toda la vida de que suenan mucho mejor, es una maravilla poder tener uno, apreciar el tipo de carátulas que se hacían antes, sacarlo con todo el cuidado del mundo y probarlo. El momento de pánico de acercar la aguja al vinilo es incomparable.

Me resulta muy curioso, qu los amantes de la música, nos encanten los vinilos, da igual la edad que tengamos, un vinilo es un vinilo. Somos capaces de aceptar cualquier tipo de contenido en digital, por su inmediatez, por la comodidad de acceder a ese contenido en cualquier momento, por mil razones en las que podríamos encontrar una justificación. Pero un vinilo, es un vinilo. Siempre codiciando los que nuestros padres tenían en su juventud para que nos los dejen escuchar y dejen que nos los quedemos.

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Supongo que lo antiguo está de moda, o lo vintage que parece que suena mejor. Yo por si acaso ya he hecho los deberes, me he portado bien y espero a partir del domingo poder añadir alguno más a mi colección.