El pulpo es mágico
La firma de opinión del catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y director del Jardín Botánico, Pablo Ferrandis

'El pulpo es mágico', la firma de Pablo Ferrandis
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Albacete
En una de sus últimas visitas, mi primo Amancio -el Manci, le llamamos en la familia- y yo nos fuimos a cenar a un restaurante. Mi primo Manci es un “aventureiro”. Ha recorrido medio mundo y vivido durante largos periodos de tiempo en la India, Irlanda y otros lugares lejanos. Practica el submarinismo y, como todos los que lo hacen, expresa con frecuencia su fascinación por el mundo subacuático: el tempo ralentizado por la ingravidez, el azul que todo lo envuelve, los originales diseños corporales de los organismos que lo habitan, crean un conjunto extraordinario, tocado por cierto halo, diríase, de belleza extraterrestre, de tan ajeno que es, en lo inerte y en lo vivo, al natural entorno de los humanos. A la hora de decidir la cena, le leí las sugerencias de la carta, entre ellas el pulpo crujiente con patatas confitadas, a lo cual sentenció: “yo no como pulpo. El pulpo es mágico”. En aquel instante, la respuesta del primo Manci me produjo cierto bochorno, pues no dejaba de ser una lección de análisis y empatía hacia otras criaturas. A mí, que me tengo por buen naturalista y de actitud siempre considerada hacia los organismos vivientes. A la larga, la sentencia me hizo que pensar.
Los pulpos, ciertamente, están dotados de habilidades asombrosas. Su elasticidad corporal y peculiar morfología les otorgan una enorme versatilidad de movimientos. Además, son capaces de cambiar de color en un instante, dentro de una gama amplísima de tonalidades, y modificar la forma y textura de su cuerpo, trasformando radicalmente su apariencia para mimetizarse con el medio. Pero, quizá, lo más sorprendente sea el desarrollo de su cerebro, dotado de gran inteligencia. Tanto, que se ha llegado a especular sobre el origen panspérmico de estos animales, para escándalo de algunos científicos. La panspermia es la idea de que la vida existe en el universo y se dispersa de unos lugares a otros con el polvo cósmico y los meteoritos. Más allá de la polémica, a nadie se le escapa que los pulpos son seres particularmente singulares e inteligentes. O mágicos, como dice mi primo.
Lo que nos lleva a un asunto peliagudo, el de la consciencia animal. ¿En qué medida los animales son capaces de experimentar sensaciones subjetivas sobre sí mismos y su entorno? Aunque hay todavía muchas preguntas sin resolver, resulta fácil intuir que los animales, sobre todo aquellos con sistema nervioso desarrollado y claros rasgos de inteligencia, tienen capacidad sintiente. Piensen, más allá de nuestro amigo el pulpo, en los simios antropomorfos, los delfines y ballenas, elefantes, perros, gatos, o córvidos. Entre la comunidad científica, existe una creciente sensibilización sobre la capacidad de experiencia consciente de los animales. El año pasado, numerosos científicos promovieron y firmaron la “Declaración de Nueva York sobre la Consciencia Animal”, un manifiesto que reconoce, a partir de estudios durante décadas, la posibilidad realista de que una variada gama de animales tenga mayor o menor capacidad de consciencia. Esta gama incluye a todos los vertebrados y numerosos invertebrados. En consecuencia, la declaración sugiere que deberíamos ser precavidos en el uso de especies posiblemente sintientes. En fin: yo dejé de comer pulpo por culpa de mi primo el Manci.
Atentamente les saluda, Pablo de Passo.
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Hoy por Hoy Albacete (21/03/2025)

Pablo Ferrandis
Pablo Ferrandis Gotor (Albacete, 1966) es Catedrático en la Universidad de Castilla-La Mancha. Licenciado...




