Y nos dieron las 2 y las 3 ...

Talavera de la Reina

Se adelantó la hora. Otra vez. Como cada año, sin preguntar, sin avisar, sin anestesia. A las 2 fueron las 3 y nadie dijo nada. Bueno, sí, lo dijeron los móviles, que ahora son como el oráculo de Delfos, pero con WhatsApp.

Y tú te despiertas al día siguiente con la sensación de que te han timado. Porque eso es lo que es: un robo legalizado. ¡Una hora menos de sueño! ¡Una hora menos de sofá! ¡Una hora menos de estar mirando al techo sin hacer nada productivo!

¿Y a mí qué me pasó? Que entré en pánico anoche,  cuando el navegador del coche me sumó una hora más de llegada a casa, que venía de Madrid y pensé que había un atascazo. Y me levanté con la misma cara de domingo, pero con una hora menos de sueño y una sospecha de jet lag sin haber salido del barrio. Y desayuné tostada de pan con aceite y un botellín, miré el reloj y tocaban las dos cosas...

Lo peor no es el sueño. Lo peor es explicárselo al microondas, al horno y al reloj de pared, que siguen viviendo en el pasado. Tu cocina, oficialmente, entra en una especie de túnel del tiempo.

Lo de ahorrar energía, no cuela ya. A estas alturas, con la locura de tiempo que tenemos, se acabó la justificación.

Aviso:  todavía nos quedan días de decir a las nueve de la noche, eso de que "en realidad, son las ocho".

En fin. El tiempo es relativo. Salvo cuando te lo quitan. Ahí es muy concreto.