Derecho de fuga

Talavera de la Reina

No es nuevo. Y no será lo último. La ultraderecha regional (que también es la local) vuelve a arremeter contra las personas migrantes. Y, como siempre, su "debate" se reduce a una demagogia peligrosa: plantea un falso dilema entre cuidar a nuestros mayores o aceptar a "esos otros" que vienen –según su relato– de países violentos para "destruir nuestra cultura" e "islamizarnos".

Una vez más, envenenan el discurso público con sus tres herramientas habituales en este tema: el alarmismo sin fundamento, la deshumanización del otro y la explotación cínica de las carencias sociales para justificar su agenda excluyente.

Su narrativa, por mucho que lo nieguen, es absolutamente racista: reduce a seres humanos a una amenaza, ocultando que la mayoría huye de la pobreza y la desigualdad. Pero más allá de estigmatizar, ¿qué proponen? Nada. Su única "solución" –el "billete de vuelta"– es una fantasía cruel, incompatible con el derecho internacional y con cualquier principio de humanidad.

Mientras tanto, la realidad sigue: la migración es un fenómeno global imparable. Y en lugar de enfrentarlo con políticas serias, la ultraderecha prefiere el espectáculo del miedo. Su objetivo no es resolver, sino dividir. Y en esa división, siempre pierden los más débiles.