Después de la lluvia, siempre sale el sol

Talavera de la Reina

En Talavera, cuando llueve, sabemos que no es para siempre.

Aguantamos los días grises con la certeza de que, tarde o temprano, volverá la luz. Y ahora, por fin, ha salido el sol. Las calles se han desperezado, las terrazas han vuelto a llenarse de conversaciones largas y vasos fríos. El cielo está azul, y algo dentro de nosotros también se aclara.

No hay un termómetro más certero que el ánimo colectivo. Se nota en cómo saludamos, en cómo caminamos, en cómo buscamos cualquier excusa para quedarnos un rato más en la calle. Se nota que la primavera está llamando a la puerta. No ha llegado del todo, pero ya huele a vacaciones, a la promesa de noches que se alargan sin mirar el reloj.

Hemos pasado por tormentas, por semanas de paraguas y ventanas cerradas. Pero como tantas otras veces, aquí estamos: con la ropa más ligera, con las ganas más despiertas. Talavera tiene ese talento único para celebrar lo sencillo: un sol que calienta, una caña bien tirada, una silla en una plaza cualquiera.

Así que sí, después de la lluvia sale el sol. Y nosotros lo recibimos como sabemos: bajando a la calle, pidiendo una ronda y brindando con los amigos por todo lo que está por venir.

No necesitamos grandes razones para celebrar. Nos basta con un cielo despejado, una conversación con acento de aquí y una tapa que llega sin pedirla. La primavera no es solo una estación, es una forma de estar, de vivir, de mirar la vida de frente y decir: “vamos a disfrutar esto mientras dure”.

Y así, después de la lluvia, no solo vuelve el sol. Volvemos nosotros. Más vivos. Más nuestros.