El mounstruo de la cafeína

Toledo

Perder a un amigo no es fácil, pero si lo pierdes con poco más de 30 años debido a un infarto de miocardio mientras dormía por su adicción al monstruo de la cafeína, es algo que te descoloca totalmente.

Cuesta creer que alguien pueda quererse tan poco como para beber esos mejunjes que saben a jarabe. Da igual si es el monstruo o el toro, su sabor es espantoso. Sin embargo, cuando ves a niños pequeños comprándolos y a adultos consumiéndolos sin medida, te hace reflexionar.

En la UE y en España, la regulación sobre estas bebidas es insuficiente. La etiqueta solo advierte: "Contenido elevado en cafeína: no recomendado para niños ni para mujeres embarazadas o en período de lactancia", junto a la cantidad por cada 100 mililitros. Una advertencia que, en muchos casos, pasa desapercibida.

La conciencia sobre este problema debe crecer, porque nadie debería perder a un ser querido por algo tan evitable. Si bien la legislación aún deja mucho que desear, cada conversación, cada advertencia y cada decisión informada pueden marcar la diferencia.

Sigamos levantando la voz, exigiendo normas más estrictas y educando a quienes nos rodean. Tal vez, en un futuro cercano, esos envases llamativos dejen de representar un peligro disfrazado de energía y se conviertan en el recuerdo de un problema superado. Hasta entonces, el conocimiento será nuestra mejor arma.