Cuenca se reencuentra con las Turbas en el Camino del Calvario
Unos 2.500 'turbos' han participado en una procesión que ha vuelto a dejar momentos mágicos y que se ha desarrollado sin apenas incidentes

Cuenca
A las cinco y media de la mañana del Viernes Santo, tras los tres toques que realizan los hermanos mayores, se han abierto las puertas de la iglesia de El Salvador. Así ha comenzado la procesión Camino del Calvario en la que han acompañado al Jesús unos 2.500 turbos, además de más nazarenos siguiendo a sus imágenes más que nunca. Cuenca tenía muchas ganas de celebrar la procesión más emblemática de su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional, tras tenerla que suspender por la lluvia el año pasado.
Son tres las hermandades que forman este cortejo con cinco pasos: “Nuestro Padre Jesús Nazareno”, el titular y al que precede la turba; “Jesús Caído y la Verónica”; “San Juan Apóstol Evangelista”, al que llaman los conquenses “el guapo”, “El Encuentro de Jesús y la Virgen” y cierra el cortejo “Nuestra Señora de la Soledad”. Una talla muy venerada de Federico Coullaut-Valera, con palio, vestida de luto riguroso y con cara de profunda tristeza.
Un año más los conquenses han disfrutado de una madrugada repleta de emociones. El ritual, sin ensayo previo, se ha vuelto a cumplir a la perfección: han sonado los tambores roncos cuando “El Jesús” y también “San Juan”, desfilaban; dejando paso a los clarines en las paradas y el reinicio de la marcha. Los turbos, cada vez con más mujeres y niños, han vuelto a representar la burla que el pueblo judío hizo a Jesús cuando lo llevaban al Calvario.

Procesión 'Camino del Calvario' en Cuenca / SER Cuenca

Procesión 'Camino del Calvario' en Cuenca / SER Cuenca
Ha sido una mañana intensa de emociones, precedida de la noche más larga en Cuenca porque es difícil dormir, la ciudad duplica su población, acude gente de todos los sitios para disfrutar de esa mezcla de sentimientos y los tambores resuenan en las calles desde que cae la noche.
Ha sido una jornada en la que no ha habido incidentes destacables, según ha resaltado el presidente de la Junta de Cofradías. Jorge Sánchez Albendea que ha calificado como “un milagro” el que se ha superado el número de nazarenos en las filas, también de turbos sin que se hayan producido altercados o accidentes graves.
La procesión ha tenido más momentos mágicos, como el Motete que se toca a la Soledad de San Agustín cuando pasa por la fragua de la calle Alonso de Ojeda, o los misereres que despiden a cada una de las imágenes. Especialmente emotivo es el que se toca a Jesús Nazareno por el silencio que se produce y que rompen los tambores y clarines de la turba.

Aurora Duque
Directora de SER Cuenca. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster...




