De nuevo, por ser mujeres
La firma de opinión de la politóloga, Ángela Paloma Martín

Firma de opinión | De nuevo, por ser mujeres
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El 26 de abril se celebró en España el Día de la Visibilidad Lésbica. La Junta de Castilla-La Mancha, a través de la Consejería de Igualdad, organizó un acto en Alcázar de San Juan. Pudimos escuchar las reflexiones y experiencias de Isabel Descals y Mari Carmen García, mujeres dedicadas a la defensa de los derechos de mujeres lesbianas y bisexuales desde los sindicatos y la educación.
La caja de Pandora se abrió al hablar de maternidad. También del vacío que existía en la ley de reproducción asistida de 2005, que obligaba a las mujeres a casarse para reconocer a sus propios hijos hasta la modificación introducida por la Ley 4/2023.
Intento explicar lo que ocurría: si una mujer tenía un hijo con un hombre —pongamos que se llama Pepe—, a la hora de registrarlo nadie preguntaba sobre la veracidad de la paternidad de Pepe. Sin embargo, si el hijo era de dos mujeres que habían participado biológicamente en el proceso médico, ese hijo carecería de protección jurídica si ambas mujeres no estaban casadas. ¿El motivo? Una discriminación más, por ser mujeres. Las parejas heterosexuales no están obligadas a casarse.
Durante la pandemia, muchas mujeres embarazadas con parejas mujeres vieron cómo sus embarazos continuaban mientras se paralizaba la oportunidad de casarse. No son pocas las parejas de mujeres que han tenido que casarse deprisa y corriendo para iniciar un tratamiento, no por una cuestión simbólica o romántica, sino por una urgencia legal y de protección familiar. Si no estaban casadas en el momento del nacimiento, solo una de las dos podía figurar como madre legal. La otra debía iniciar un proceso de adopción para ser reconocida como progenitora, a pesar de serlo de facto.
Las familias con madres lesbianas o bisexuales, además de las familias monomarentales, aún se enfrentan a muchísimas dificultades. Este ha sido solo un ejemplo. Obstáculos administrativos, prejuicios sociales y barreras legales siguen presentes en su día a día, que es nuestro día a día, afectando desde el acceso a derechos básicos.
Y lo cuento porque lo que no se cuenta, no existe. Y existimos.
Lo cuento para que las cosas sigan cambiando y mejorando, para que no se nos siga discriminando, en un tema más, por ser mujeres.
Gracias a mi tierra, a Sara Simón y a Patricia Benito, por este espacio, por dejarnos alzar la voz para destruir los muros de la discriminación, también cuando se trata de mujeres que se aman.




