Apagón
La firma de opinión del abogado y decano del Colegio de la Abogacía de Albacete, Albino Escribano

'Apagón', la firma de Albino Escribano
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Solemos estar muy preocupados por varias cosas que queremos realizar o debemos atender y a las cuales, la mayoría de las veces, no alcanzamos, normalmente porque sobrevaloramos nuestras posibilidades a la hora de planificar el tiempo y el trabajo. Esa debe ser la razón por la que las personas que entienden de esto, de planificar, nos indican que más vale centrarse en menos cosas, en menos tareas, pero que efectivamente se realicen. De otro modo, sobreviene el desánimo al no cumplir nuestras propias expectativas.
Otras veces, es la simple realidad la que nos pone en nuestro sitio, mostrándonos que muchas cosas no dependen de nosotros, y que debemos tener presente esas incidencias, que unas veces son leves, pero otras alcanzan tremenda gravedad.
Con ello me refiero al apagón que se produjo el pasado día 28 de abril que, aparte la lógica preocupación, nos privó de la posibilidad de atender las ocupaciones, tareas o trabajos que, ese día, y probablemente el siguiente, teníamos asignadas.
Damos por supuestas muchas cosas basadas en elementos, en este caso la energía eléctrica, que no dependen de nosotros, y cuando faltan apreciamos la necesidad de solucionar de otro modo las cosas, de modo que la dependencia creada no nos impida seguir viviendo.
Algunos están preocupados por a quien deben reclamar por los daños sufridos. Aunque los políticos no se pongan de acuerdo en determinar responsabilidades más allá del “a mí no me mires”, el derecho establece procedimientos y normas para fundamentar esa reclamación, así como su aseguramiento.
Pero quizá más allá de todo esto, convenga plantearse cómo tomar precauciones para eliminar la dependencia absoluta. Y así, hay quien ha descubierto, más allá de kits de emergencia, la conveniencia de tener efectivo metálico disponible, de llevar una agenda en papel aparte de la que dependa de aparatos cuya batería se agote, de un hornillo de gas en el que poder calentar alimentos, y con él, de una cafetera italiana clásica en el que poder preparar el café de cada día. Algún compañero me indica, que hacía tiempo que no cenaba a la luz de las velas.
Quizá estas incidencias nos sirvan para aprender para el futuro, especialmente en cuanto a la necesidad de simplificar y ser menos dependientes, o, al menos, para no depender tanto. Esto nos hará más fuertes y menos manejables.
albace
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Hoy por Hoy Albacete (07/05/2025)