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De Cuenca al mundo: el viaje vital y artístico del titiritero Mario Ezno

Mario Ezno, una historia de arte, resiliencia y risa en movimiento, desde la calle hasta los escenarios del mundo, con un títere y una guitarra sonando de fondo

De Cuenca al mundo: el viaje vital y artístico del titiritero Mario Ezno

Cuenca

En la puerta de la radio está aparcada una furgoneta camper. Dentro, probablemente, una marioneta descansa en algún rincón mientras su dueño, Mario Ezno, reparte sonrisas al otro lado del micrófono. Actor, cómico, titiritero, improvisador. Su historia es una mezcla de pasión, aventura y mucha calle, esa que lo ha formado más que cualquier escuela.

Natural de Huete (Cuenca), Mario Ezno ha llevado su espectáculo a más de 50 países recogiendo aplausos en teatros, plazas y redes sociales, donde su personaje más querido, Manolo Bolaño, ha conquistado a miles de seguidores.

“Todo empezó casi por obligación”, bromea. “Mi madre fue la que me empujó. Yo no tenía ni idea de qué hacer después de la selectividad. Me metí en una ingeniería, pero al final fue ella quien me dijo que probara algo artístico. Y menos mal”.

Descubrir el mundo

Así aterrizó en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) de Madrid, una de las más exigentes del país. “Entrar allí fue durísimo. Éramos 14 en clase y se presentaban más de 600 personas. Pero gracias a ese empujón descubrí el arte, el teatro… y también lo que no me gustaba del mundillo”, admite.

Después de acabar sus estudios, la decepción con el entorno profesional lo llevó a tomar una decisión radical: irse a viajar y actuar en la calle. “No me sentí cómodo con lo que vi en el circuito teatral más formal. Había demasiado ego, demasiadas máscaras. Así que me lancé a descubrir el mundo por mi cuenta. Y en ese proceso encontré mi voz”.

Las canciones

Una voz con música de fondo. Y en su caso, con guitarras eléctricas rugiendo. Su primera canción en el espacio El baúl de canciones de Hoy por Hoy Cuenca ha sido Shoot to Thrill de AC/DC. “AC/DC fue el grupo que me cambió la forma de hacer mis espectáculos. Yo hacía un teatro de títeres muy tranquilo, muy suave... hasta que metí sus canciones. El show explotó. Fue una locura. Desde entonces, su energía me acompaña”.

La conexión entre música y movimiento es fundamental en su trabajo. “La música tiene una capacidad de transformación brutal. Y cuando el títere se mueve al ritmo de AC/DC o de Fat Cat, otro de los grupos que le encanta, la reacción del público es mágica”, explica.

Momentos preciosos, momentos duros

Pero no todo es fiesta. La vida del artista itinerante también tiene su lado oscuro. “Viajar en camper está muy idealizado. Hay momentos preciosos, claro, pero también hay otros muy duros. La soledad, por ejemplo, es complicada. Antes no me molestaba, pero ahora echo de menos compartir cosas. He vivido experiencias increíbles, pero muchas se murieron en el mismo instante en que pasaron, porque no las compartí con nadie”.

Un atraco en Guanajuato

Uno de esos momentos fue tan surrealista como memorable. “Una vez me atracaron en Guanajuato, México”, recuerda. “Bueno, intentaron atracarme, pero acabamos todos riéndonos. Terminé haciendo un número improvisado en pleno porche donde me estaban asaltando. ¡Acabaron dándome dinero por actuar! De ahí saqué una historia que ahora incluyo en mis espectáculos”.

Ese es el espíritu de Mario Ezno: transformar lo difícil en arte, el peligro en risa, la soledad en creación. “La calle te enseña a improvisar, a no quedarte en blanco, a tirar con lo que tengas. Allí no hay escenografía, no hay cuarta pared, todo está en constante movimiento. Y tú tienes que estar con los poros abiertos, recibiendo todo, pero también con un pequeño director interno que te guía. Esa es la gran escuela”.

Humor y humanidad

Ahora, ese aprendizaje lo vuelca también en las redes, donde sus vídeos combinan humor, reflexión y mucha humanidad. “Quiero traer de vuelta el mundo de los títeres, que parece anticuado, pero que sigue siendo poderosísimo. En esta época de inteligencia artificial, de pantallas y algoritmos, yo defiendo un teatro artesano, de mirada directa, de carne y emoción”.

Desde su furgoneta, Mario sigue rodando pueblo a pueblo, función tras función, llevando su arte a todos los rincones. “Tengo dos manos como dos soles, tengo ideas, tengo ganas de cuidar y que me cuiden. Eso me basta para seguir adelante”.

Y mientras AC/DC suena de fondo, el titiritero de Huete continúa su viaje, con su títere Manolo Bolaño en una mano y el corazón bien abierto en la otra. Porque al final, como él mismo dice, “lo mejor que podemos hacer es sacar el niño que llevamos dentro”.

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy...