Y que por lo visto 23.0

Talavera de la Reina

Y que, por lo visto, vengan días y vengan panes que estamos en mayo y en mayo hay Feria y en la Feria, todos a los toros. Ahora que había desaparecido la obligación de ir a misa, hay gobiernos que buscan una seña alternativa que permita ordenar al español lo que ha de hacer para parecer auténtico.

Por aquí, por mi patria chica, el empeño es hacer del toro un símil de Cervantes, un faro y guía cultural a la vez que un Trento que separe el grano de la paja.

Y en ello están tanto PP y Vox con sus escuelas taurinas como el PSOE con esa televisión rojigualda, amiga de Paco Martínez Soria que nos emite desde Toledo. A esta edad soy poco partidario de los toros. Aunque yo doy fe de mi apego a la causa nacional porque sé distinguir un pinchazo, de una media caída o de un descabello.

Y para el que tenga dudas de mi españolidad puedo entonar unos compases de Amparito Roca, el mejor pasodoble del mundo sin discusión. En este debate nacional, a unos y a otros parece importarles grandemente la felicidad del morlaco, la felicidad de la plebe, la felicidad del terruño.

Pero creo que a todos les importa un higo cómo viva o muera el toro. De lo que se trata es de poner al españolito que viene al mundo detrás de una seña que le distinga de otro español.

Y en este viaje y a ser posible, poner al toro como testigo para señalar a los poco partidarios y apuntar que esta gente, como siempre, no es que ande equivocada o tenga ideas de guardia, sino que es lisa y llanamente una gavilla de vendepatrias.

Vamos, circulen.