Apagad el mundo

Ayer el mundo se tenía que haber apagado por completo. Mientras se celebraba Eurovisión con gritos y plausos Israel bombardeaba otro campo de refugiados en la Franja de Gaza.

La presencia de Israel en Eurovisión merecía al menos una exigencia de alto al fuego, de abrir las puertas a la ayuda humanitaria y la entrada de alimentos y agua pero ninguna acción política condicionó su participación cuando ya hay más 50.000 personas muertas en Gaza.

Hace más de un año la relatora de la ONU destacó: “La crisis de Gaza se está convirtiendo en una crisis global de la libertad de expresión con repercusiones duraderas”. Y es así, se ha intentado prohibir el mensaje de respeto a los derechos humanos de un país, a través su televisión pública, por medio de presión y sanciones, se matan periodistas, se encarcelan manifestantes y se amenazan activistas.

La normalización del genocidio en Occidente condiciona nuestro presente pero sobre todo nuestro futuro. Existen mecanismos para suspender relaciones con un Estado y para impulsar medidas de presión. Quedó claro cuando el Ejército ruso invadió territorio ucraniano en 2022. De forma casi inmediata, la UE impuso sanciones a Moscú, expulsó a Rusia de la UEFA y de Eurovisión. Las naciones de la UE, a excepción de Hungría, fueron claras con la orden de arresto a Putin, y la defendieron con contundencia. Pero hoy solo habla el silencio.

Palestina no es solo una crisis humanitaria, es un escenario en el que se despliegan crímenes sistemáticos, impunidad y falta de humanidad, y eso debería tener acciones claras y contundentes por parte de los Estados. El sistema basando en el respeto a los derechos humanos está en riesgo.

He leído que el espíritu con el que nació Eurovisión fue promover el intercambio cultural, reunir a público y artistas que celebran la diversidad a través de la música y unir a Europa en un mismo escenario. Creo que ayer ese espíritu se vio abucheado.

Ayer las televisiones del mundo tenían que haber hecho un “fundido a negro” en memoria de las miles de personas que han perdido la vida de manera cruel y despiadada en Gaza. Ayer se tenía que haber apagado el mundo.

Frente a los derechos humanos el silencio no es una opción.

Israel debe rendir cuentas ante el Tribunal Penal Internacional por el bien de la humanidad.

No dejemos de hablar de Gaza.