La fiesta de San Antón de Gálvez ya es de Interés Turístico Regional

Toledo

Si hablamos de Gálvez no se puede pasar por alto San Antón, una de sus fiestas más señaladas y singulares que le hacen tan especial. Sus cientos de hogueras, su gastronomía, su 'sanantones', y lo más importante, sus cerca de 3.000 vecinos que salen a la calle han hecho que sea declarada de Interés Turístico Regional.

Así lo ha publicado este miércoles el Diario Oficial de Castilla-La Mancha, el cual argumenta que vista la documentación que figura en el expediente para la declaración de la fiesta de San Antón que se celebra en Gálvez (Toledo), como fiesta de interés turístico regional, se le concede la Declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional de Castilla-La Mancha a la fiesta, que se celebra todos los años en dicha localidad.

San Antón

Aquellos que no conozcan la fiesta, esta singular celebración tiene lugar el fin de semana cercano al 17 de enero cargado de mucha gastronomía típica del pueblo, como la famosa herradura, y centenares de lumbres que se encienden quemando miles de kilos de leña.

Una fiesta que comienza semanas antes cuando los vecinos salen al campo a por la leña para quemar luego en la hoguera, unas hogueras que se reparten por todas las calles del municipio.

Grupos de vecinos, amigos, familias, hacen que esta fiesta sea tan especial. Su hospitalidad con aquellos que se van moviendo "de lumbre en lumbre" y con los que llegan a Gálvez por primera vez no puede faltar.

Barbacoa, migas, paella, callos, café a la lumbre, pero sobre todo, herradura. Esta última seguramente sea el plato estrella de la fiesta, un dulce de textura tierna, con forma de herradura, clavos de chocolate y rellena de nata es la delicia de todos los galveños y visitantes que llegan es esta fecha, y es que muchos la confunden con un roscón de reyes, pero cuando lo pruebas te das cuenta que no tiene nada que ver.

Y sí, San Antón no se entiende sin sus 'Sanantones', cientos de vecinos que se disfrazan ocultando el rostro, cuerpo, manos, pies y todo elemento reconocibles que impiden reconocer al disfrazado. Esta actividad, conocida como "correr el San Antón", no deja de ser una tradición centenaria que tiene como objetivo ahuyentar los malos espíritus del ganado.

Esto permite que, sin hablar ni tocar, nadie en la noche mágica reconozca al “sanantón” que se acerca a las lumbres. Así se “corre el sanantón”, de lumbre en lumbre, pero ocultando la identidad del disfrazado.