‘Origen’: el viaje emocional y artístico de Belén González se expone en Cuenca

Cuenca

La sala Iberia del centro de Cuenca acoge estos días Origen, una exposición de la escultora y fotógrafa Belén González que propone un viaje artístico y emocional a través de dos lenguajes aparentemente distintos: el volumen y la imagen, unidos por el hilo común de la figura femenina. La muestra recoge más de una veintena de esculturas en bronce y una serie de fotografías tomadas en la India, fruto de la colaboración de la artista con la Fundación Vicente Ferrer.

“El embrión es el inicio, el origen de todo. De ahí parte esta exposición”, explica González en una entrevista en Hoy por Hoy Cuenca. La obra que da sentido a toda la muestra es precisamente Embrión, una escultura que muchos conquenses conocen bien, ya que está ubicada en una de las rotondas más transitadas de la ciudad.

“Cuando la modelé ni siquiera sabía lo que había hecho. Fue una amiga quien me dijo: ‘¿Tú sabes que esto es un embrión?’. Y tenía razón. No era madre aún, pero había creado vida con mis manos”, recuerda la artista.

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Las esculturas, modeladas primero en barro y después fundidas en bronce, representan distintas etapas de la feminidad: desde la gestación hasta la maternidad, pasando por la infancia y la contemplación. “Siempre me ha gustado modelar la figura femenina, no sé por qué, pero está dentro de mí. Soy mujer, he sido madre, y he tenido una gran madre. Todo eso está en mi obra”, afirmó emocionada González.

Emoción y pureza

La segunda parte de la exposición la componen una serie de fotografías en color tomadas en la India, muchas de ellas escenas íntimas y cotidianas de madres bañando a sus hijos. “Colaboro desde hace años con la Fundación Vicente Ferrer. Cuando viajé allí, sentí que esas imágenes que captaba con mi cámara también podían ser esculturas. Estaban llenas de emoción y pureza”, señala.

Para Belén, imagen y volumen se equilibran en la muestra: “Las fotografías tienen una fuerza distinta, pero dialogan con las esculturas. Las dos hablan de lo mismo desde lenguajes distintos”.

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En cuanto a su proceso creativo, González explica que la emoción es clave. “Ahora mis hijos ya son mayores y estoy explorando nuevas líneas. Algunas de mis figuras femeninas son ahora más cubistas, más libres. Aprendes del clasicismo para luego hacer lo que quieras”, apunta.

Aunque también es fotógrafa aficionada, la artista lo tiene claro: “Soy escultora. Estudié cerámica, y para mí el barro es vida. Me gusta hacer fotos, pero la escultura es mi lenguaje”.

Respecto a la escala de sus obras, señala que no suele pensar en su ampliación a espacios públicos mientras trabaja, pero que sus piezas han demostrado estar bien proporcionadas. “Si algo está bien hecho desde el corazón, se puede hacer grande. Lo importante es que esté equilibrado”, añade.

Belén González, que también imparte clases de cerámica, adelanta que tiene nuevos proyectos en marcha, nacidos en parte durante el confinamiento, aunque por el momento su foco está en Origen, la exposición que podrá visitarse en la Sala Iberia durante las próximas semanas. “Es una invitación a mirar hacia dentro, hacia lo que somos, desde el arte y la emoción”, concluye.