Adaptaciones al calor en animales

Nómada del viento: Aclimatación animal al calor (27/05/2025)
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Toledo (Toledo)
Con el cambio climático y dada nuestra posición geográfica en la Tierra es cada vez más frecuente la aparición de olas de calor en pleno mes de mayo y en pleno verano. Una ola de calor se define como un periodo prolongado de temperaturas inusualmente altas que duran varios días, generalmente por encima de los valores típicos para la región y la época del año. Estas temperaturas no solo nos afectan a los humanos sino también a animales y plantas que han de estar perfectamente adaptados para soportarlas si no quieren morir.
La mayoría de los mamíferos y aves somos endotermos, es decir, mantenemos la temperatura corporal constante independientemente de la temperatura ambiente. Esto lo logramos a través de procesos metabólicos internos que generan calor, como la quema de alimentos y la contracción muscular. Pero también existen adaptaciones para sobrevivir a las altas temperaturas y gracias a ello hay especies que se han podido adaptar bien a ambientes con temperaturas extremas. Podemos realizar la termorregulación corporal que permite intercambiar calor a través de ciertos mecanismos de transferencia directa (conducción) o indirecta (irradiación), y por la evapotranspiración.
No solo sudamos los humanos, también lo hacen el resto de animales endotermos por medio de glándulas subcutáneas (debajo de la piel) que permite reducir la temperatura interna corporal reduciendo la temperatura de nuestra piel. Para otros animales que viven en condiciones extremas esto no les es suficiente y deben expulsar el exceso de calor corporal de una forma más rápida. Por ejemplo, esto lo hacen los elefantes a través de sus grandes orejas muy vascularizadas, es decir, tienen muchos vasos sanguíneos que pasan cerca de la piel de las orejas que dilatan y así eliminan el calor corporal de forma rápida. Esto se ve acelerado si además se “abanican” con ellas. Esto hace que puedan reducir su temperatura corporal hasta en unos 10 °C. Este es el sistema que les permite estar adaptados a ambientes con temperaturas extremas en una especie que no tiene glándulas sudoríparas, es decir, los elefantes no sudan.
Otra adaptación para sobrevivir a las olas de calor la obtienen muchos organismos a través de la respiración que actúa como un sistema de refrigeración. En el caso de las aves, estas ahuecan el plumaje para crear una cámara de aire aislante y veremos que jadean constantemente ya que gracias a la existencia de los sacos aéreos que están conectados con los pulmones introducen y expulsan gran cantidad de aire que reduce la temperatura corporal. Es decir, el jadeo e incremento de la frecuencia cardiaca es una adaptación corporal para soportar las temperaturas extremas.
Como vemos, estos mecanismos se traducen en un incremento del gasto metabólico que da como resultado una deshidratación corporal ya sea por medio del sudor o por el incremento de la respiración. De ahí que la hidratación es fundamental para enfrentarse a estas temperaturas extremas que estamos sufriendo estos días.
Una especie, un espacio
Esta semana os traemos un sonido típico de las mañanas del mes de mayo, es la Golondrina común (Hirundo rustica) que parece que ha aumentado su número en estos días y es debido a que un buen número de pollos ya han salido del nido. Esta especie realiza hasta tres nidadas al año y en estas fechas se encuentra ya incubando la segunda nidada.
Como espacio os recomiendo pasar un día en grupo o familia para dar un buen paseo por las rutas debidamente señalizadas en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). La llanura inundable ha aumentado esta primavera y en estas fechas previas al verano se encuentra en todo su esplendor.




