El arte de hacer sonar el alma: Harmony Gongs, una joya artesanal en Cuenca

Cuenca

En un tiempo dominado por la automatización y la producción en serie, todavía hay quienes apuestan por la artesanía, la calidad y la conexión emocional. Es el caso de Adrián Lenhardy, fundador de Harmony Gongs, una empresa con sede en Cuenca que ha hecho de la fabricación artesanal de gongs y platos de batería su razón de ser.

Este singular proyecto ha logrado reconocimiento nacional gracias al programa Integra 4.0 de la Diputación de Cuenca, que impulsa iniciativas innovadoras en el medio rural. De momento ya ha creado otros dos empleos y le acompañan en el proyecto Dolores Fernández y Andrea Rabanal.

“Mi primer contacto con el gong fue escucharlo en una sesión de relajación. Me impactó tanto que decidí aprender a fabricarlos yo mismo”, según nos ha contado Lenhardy en una entrevista en Hoy por Hoy Cuenca.

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La magia de la artesanía

Lo que comenzó como una búsqueda autodidacta pronto se transformó en un proceso más riguroso, bajo la tutela de un maestro y con muchas horas de ensayo y error. “Primero intenté fabricarlos por mi cuenta, aplicando lo que sabía del trabajo con el hierro. Pero enseguida comprendí que necesitaba formación y muchísima práctica. La técnica es compleja y la afinación es todo un mundo”.

Actualmente, Harmony Gongs elabora sus instrumentos principalmente con la aleación de alpaca, aunque Lenhardy y su equipo están explorando nuevas aleaciones como el latón. “Cada material tiene su alma, y cada gong suena diferente. Aunque repitas el proceso, cada golpe de martillo es único. Esa es la magia de la artesanía”.

La producción evita al máximo el uso de maquinaria. “Solo usamos el taladro para los agujeros de colgado. Todo lo demás es a martillo. Lo artesanal es lo que hace únicos a nuestros instrumentos. Cada pieza tiene un carácter irrepetible”.

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El apoyo de Integra 4.0

Cuenca no fue una elección al azar. “Siempre quise vivir aquí. Y si estoy a gusto, ¿por qué no desarrollar mi empresa aquí?”, comenta Lenhardy, de ascendencia italiana y criado en El Escorial (Madrid). Desde su taller conquense, Harmony Gongs ha empezado a trascender fronteras. “Nuestros principales clientes están en España, pero también vendemos en Portugal e Italia. En toda Europa hay interés creciente por estos instrumentos”.

El respaldo del programa Integra 4.0 ha sido clave en este crecimiento. “Llevo años trabajando en esto, pero el apoyo económico y el reconocimiento han supuesto un gran impulso. Nos ha permitido dar un salto importante este último año”.

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En busca de la receta sonora

Además de fabricar instrumentos musicales, Harmony Gongs está impulsando iniciativas para promover el uso terapéutico y emocional del gong. “Tenemos un espacio aquí en Cuenca en el que queremos organizar eventos de meditación y relajación. Pero también queremos llevar estos encuentros fuera, para que la gente pueda experimentar lo que estos sonidos provocan. Son instrumentos que no solo se escuchan, se sienten”.

Con una filosofía centrada en la autenticidad y una ambición clara: convertirse en la marca número uno de España, Adrián Lenhardy y su equipo siguen afinando su “receta sonora”. “Estamos en un momento muy ilusionante. Es como si tuviéramos todos los ingredientes listos en la cocina y estuviéramos a punto de servir el plato principal”.

Harmony Gongs no es solo una empresa: es una experiencia acústica, emocional y humana. Una que vibra con cada golpe de martillo.