"Los escándalos de corrupción ponen en riesgo la credibilidad política y el sistema democrático dando aún más fuerza al discurso del odio"

Última firma de la temporada y no podríamos hablar de que la foto fija del mundo es esperanzadora. En mis ya 55 firmas de opinión he abordado los derechos humanos desde todas las visiones posibles, desde las personas mayores hasta los jóvenes y colectivos, desde la grave situación de las mujeres en Irán y Afganistán y en otros lugares del mundo, desde el genocidio en Gaza, la discapacidad, la pérdida, los cuidados y la terrible situación de las personas temporeras en Albacete. Desde la lucha de las mujeres por sus vidas y sus derechos al igual que el de las personas LGTBIQ, del problema de la vivienda, de Estados Unidos y la inhumana era Trump, de la corrupción como el peor mal dentro de la gestión política y pública, de los retrocesos en Europa, de la destrucción de Ucrania y de la falta de acción de la Comunidad Internacional cuando es más necesaria que nunca… Y cuando parece que nada puede ser peor entonces si lo es.

Los escándalos de corrupción ponen en riesgo la credibilidad política y el sistema democrático dando aún más fuerza al discurso del odio, el racismo, la xenofobia, la homofobia y la misoginia, cuando nada podía ser peor la violencia y la muerte siguen ganando la partida, cuando nada podía ser peor se habla del mal llamado reparto de menores migrantes como si no fueran personas sino monedas de cambio que sirven a los intereses políticos, cuando nada podía ser peor Israel ataca Irán, cuando nada podía ser peor la violencia se recrudece en Latinoamérica una vez más.

Y es entonces cuando una especie de miedo recorre las sociedades y algunas responden con compromiso social y humanitario, y otras con odio y más odio. No, no hay un horizonte esperanzador, cuando parece que avanzamos para detener el genocidio en Palestina, entonces retrocedemos, cuando parece que la humanidad ganaba, entonces vemos la persecución de colectivos vulnerables y migrantes, esto se trata de “personas contra personas” … El escenario es devastador y corta la respiración, y cuándo más compromiso político y de gestión necesitamos entonces se caen los velos y nuestra clase política resulta no estar a la altura, o se gobierna desde la locura o se gobierna desde la corrupción.

Siento que esta firma no es igual que otra, no habla de esperanza, diálogo y pactos porque también como sociedad tenemos derecho a sentirnos cansadas y a levantar la voz para decir que no aguantamos más, que no vamos a parar, que no vamos a cerrar los ojos ni mirar hacia otro lado pero que estamos hartas, que se pierde credibilidad en el sistema y en todo, y que nos sentimos completamente engañadas aunque no vamos a bajar los brazos pero tampoco vamos a ser tolerantes.

Estamos indignadas, estamos dolidos. Y sé que no podemos perder el compromiso y la fuerza porque es lo único que nos queda, y como sociedad seguimos demostrando que unidos “somos lucha” pero tenemos derecho a estar cansados de violencia, de armas, de guerra, de muerte, de juego político, de falta de transparencia, de mentiras y de acabar con la vida. Tenemos derecho.