Opinión

Fin de temporada: "Mirar y nombrar los hechos desde la perspectiva de quienes sufren la violencia, la opresión y la injusticia, tanto estructural como institucional"

La firma de opinión de la investigadora y catedrática de la Universidad de Castilla-La Mancha, María José Aguilar

Fin de temporada, la firma de opinión de María José Aguilar

Albacete

Hace cinco años que Radio Albacete abrió este espacio de opinión desde el que siempre he tratado de poner el foco en lo invisible. Ya sea hablándoles de hechos terriblemente injustos que suelen pasar desapercibidos en la vorágine de la actualidad informativa, o para mirar algunas noticias con lentes críticas y en perspectiva antiopresiva. Porque lo que no se nombra no existe, y porque lo que se nombra, se construye como realidad según la forma en que lo nombremos.

Mirar y nombrar los hechos desde la perspectiva de quienes sufren la violencia, la opresión y la injusticia, tanto estructural como institucional. Porque lo que debería ser nuestra principal preocupación es el sistema en que vivimos y del que somos corresponsables; así como las instituciones que lo gobiernan y legitiman, que discriminan, deshumanizan, despojan de derechos, violentan y matan. Cada vez más y con mayor intensidad. Tanto dentro como fuera de nuestro país.

Esta temporada, les confieso, ha sido la que me ha producido más dolor personal cada vez que he tenido que seleccionar un tema y escribir mi breve análisis para ustedes. Examinando las casi 140 firmas previas a esta que están escuchando ahora, compruebo que los grandes problemas y las peores violencias sufridas siguen estando ahí. Que lejos de reducirse han aumentado y se han intensificado. Que la agresión contra las personas empobrecidas, racializadas, contra las madres protectoras, las mujeres violentadas, contra niños y niñas abusadas y maltratadas, contra pueblos enteros -como el Palestino- a punto de ser exterminados, no solo continúa sino que se agrava. Y lo peor es que frente a ello, en lugar de movilizarnos, pareciera que cada vez estamos más anestesiados individual y colectivamente. Cada quien va a lo suyo como si el resto de la gente no importase.

Mirar para otro lado y ser indiferentes es actuar como el niño pequeño que se tapa los ojos creyendo que así no lo ve nadie. Estamos ciegos porque decidimos taparnos los ojos para no ver, para no sufrir. Ignorando que las agresiones y violencias de todo tipo, son posibles y se alimentan sobre todo de nuestra indiferencia, de nuestra ceguera voluntaria, y de nuestra inacción.

Al derecho internacional lo acaba de rematar hoy la Unión Europea, y el rearme que viene traerá aparejadas más violencias contra quienes más desprotegidos están.

Solo espero y deseo que la pausa veraniega nos sirva para acumular la energía que vamos a necesitar para enfrentar lo que hay, y lo mucho y malo que se nos viene encima como sociedad. Porque el futuro, para bien y para mal, también depende de cada una de nosotras.

¡Hasta septiembre querida audiencia!