‘Identidades’: la mirada como territorio en la pintura de José María Albareda

Cuenca

El Centro de Arte Contemporáneo de la Fundación Antonio Pérez, ubicado en el antiguo convento de las Carmelitas de Cuenca, acoge hasta el 29 de septiembre la exposición Identidades, del artista y profesor José María Albareda (San Clemente, Cuenca, 1960). Una muestra profundamente humana que gira en torno al retrato como eje narrativo y donde la mirada se convierte en el verdadero hilo conductor de cada obra.

Durante la inauguración, el propio Albareda compartía con el público y con nuestro compañero Jorge Monedero las claves de esta exposición, concebida como una reflexión pictórica sobre el rostro humano, su expresividad y su capacidad de transmitir historias, silencios y presencias.

“Cada retrato es una historia”, afirmaba el artista. “He intentado que mi línea de trabajo en el retrato vaya por esa dimensión donde la mirada sea determinante”.

Ampliar

Cerrar

Diálogos

La exposición se articula en varias series que dialogan entre sí, pero que tienen en común esa búsqueda en la identidad a través de los rostros. En la sala central destacan los grandes formatos de la serie La mirada del olvido, inspirada en personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer.

En estos retratos, la mirada se convierte en una poderosa metáfora del vacío, del misterio, pero también de la ternura y la profundidad. “Es una mirada que cautiva”, subraya Albareda.

Junto a estos retratos conmovedores, se encuentran otras obras dedicadas a figuras con una fuerte carga simbólica y personal para el pintor: familiares, amigos, y también artistas que han influido en su trayectoria como Rembrandt, Goya o el conquense Anselmo de la Cruz, todos ellos elegidos por la intensidad y singularidad de sus miradas.

Ampliar

Cerrar

Lo definido y lo sugerido

Aunque su obra es claramente figurativa, Albareda reconoce la influencia de la abstracción en su proceso creativo. “El azar también pinta”, explica. Y es que en sus cuadros hay una tensión constante entre lo definido y lo sugerido, entre lo que se muestra y lo que apenas se intuye. Las capas iniciales de materia, trabajadas con potencia, conviven con zonas inacabadas que revelan el proceso y dan voz a lo espontáneo, a lo accidental. “Me interesa que lo matérico también hable”, añade.

Esta dualidad genera una experiencia única para el espectador, que no solo observa, sino que se siente observado por los personajes representados. Albareda logra que el retrato deje de ser una imagen estática para convertirse en una invitación a la introspección. “Creo que lo inacabado de las piezas permite una interacción muy potente”, apunta Monedero durante su conversación con el artista.

Ampliar

Cerrar

Identidades no es solo una exposición de retratos. Es, sobre todo, una exploración sincera y profunda del alma humana. A través del rostro y la mirada, José María Albareda nos invita a detenernos, a mirar más allá de la superficie y a descubrir que, en cada trazo, en cada sombra y en cada silencio, también estamos nosotros.

Una muestra imprescindible para quienes quieran acercarse al arte desde lo íntimo, lo emocional y lo auténtico.