El regreso simbólico de Amelia Moreno a Cuenca se expone en Casa Zavala
La Fundación Antonio Pérez organiza una retrospectiva de la artista toledana que se podrá ver hasta el 12 de octubre

El regreso simbólico de Amelia Moreno a Cuenca se expone en Casa Zavala
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Cuenca
El Museo Casa Zavala de Cuenca acoge hasta el próximo 12 de octubre una ambiciosa retrospectiva dedicada a la artista manchega Amelia Moreno. Bajo el título Amelia Moreno: el temperamento y la calma, la exposición, organizada por la Fundación Antonio Pérez y comisariada por Jorge Jiménez, traza un recorrido por más de cuatro décadas de creación artística comprometida, profunda y en constante transformación.
La muestra reúne más de un centenar de obras, entre pinturas, esculturas, trabajos audiovisuales y documentación sobre su proyecto vital: el espacio de arte El Dorado, fundado por la artista en su localidad natal, Quintanar de la Orden (Toledo).
“Amelia fue una mujer que vivió para crear, y esa dedicación se percibe en cada una de las etapas de su obra”, según nos ha contado Jorge Jiménez, comisario de la exposición, en una entrevista en Hoy por Hoy Cuenca.


Lectura cronológica y conceptual
Dividida en seis secciones, la exposición propone una lectura cronológica y conceptual de la evolución artística de Moreno. “Teníamos claro que para presentar su trabajo al gran público necesitábamos una estructura comprensible, una guía que permitiera entender cómo cambia su enfoque creativo a lo largo del tiempo”, señala Jiménez.
Desde los primeros trabajos feministas y conceptuales de los años 70, marcados por la performance y la militancia, hasta la etapa de madurez poética y luminosa en la Mancha, la muestra ofrece un viaje apasionante a través de las inquietudes y búsquedas de la artista.


Nueva York: la gran transformación
Uno de los momentos clave en la trayectoria de Amelia Moreno fue su estancia en Nueva York, adonde se trasladó en 1980 tras una etapa inicial en Madrid. Allí entró en contacto con el expresionismo abstracto y otras corrientes que marcarían su evolución.
“Para Amelia, Nueva York fue una ciudad que lo cambió todo”, apunta Jiménez. “Ella llega con una técnica casi de tintado, influida por su paso por Ibiza o el Rastro madrileño, y de repente descubre el universo de Jackson Pollock, la Escuela de Nueva York, toda esa gestualidad salvaje… Y su pintura da un giro radical”.
La ciudad también supuso para ella un enfrentamiento con las contradicciones de su tiempo. “Era una ciudad efervescente, pero también atravesada por el sida, las drogas, por un caos que a ella le atraía y le desbordaba”, explica el comisario. Ese contraste entre el desorden interno y la búsqueda de equilibrio es precisamente el eje que da nombre a la exposición: el temperamento y la calma.
“Son dos conceptos que usamos para entender su obra. El temperamento como fuerza visceral, casi indomable, y la calma no como tranquilidad, sino como una necesidad de contención, de domar el caos a través del arte”, matiza Jiménez.
El regreso a la Mancha: luz, tierra y pertenencia
Tras cerrar su piso en Nueva York en 1999, Amelia regresó a sus raíces. La muerte de sus padres, la herencia de tierras y la enfermedad marcaron el inicio de una nueva etapa: la vuelta a Quintanar de la Orden y la fundación de El Dorado, un espacio de arte contemporáneo único en Castilla-La Mancha.
“El paisaje manchego, al que había estado ajena durante años, de repente se convirtió en el lugar desde donde crear”, relata Jiménez. “El horizonte de Cuenca o Nueva York no tiene nada que ver con el de la Mancha, y eso se nota. Su pintura cambia, se llena de luz, de lirismo”.
Esta etapa, que el comisario denomina “abstracción onírica”, es quizá una de las más emocionantes de la exposición. Obras de gran formato de las series Desde El Dorado o Ribera muestran una artista más serena, pero igual de intensa. “No pinta paisajes de forma literal, pero sí transmite lo que le hace sentir ese paisaje. Es como si por fin hubiera encontrado su sitio en el mundo”.


Una deuda pendiente con Cuenca
La exposición en Casa Zavala supone también un acto simbólico: el regreso de Amelia Moreno a Cuenca, ciudad donde no exponía desde 1975. “Es increíble que una artista de su talla no hubiera tenido una presencia significativa en la ciudad del arte abstracto”, lamenta Jiménez. “Aquella muestra del 75 fue parte de una itinerancia militante, vinculada a Lavapiés, pero nada más. Para nosotros era urgente que volviera a Cuenca, al lugar que representa lo más alto del arte moderno en nuestra región”.
El objetivo de esta exposición no es solo celebrar la obra de Amelia Moreno, sino también reivindicar su papel en la historia del arte contemporáneo. “Castilla-La Mancha tiene en Amelia una figura fundamental, y sin embargo aún no ha sido plenamente reconocida como tal. Esta muestra busca devolverla al lugar que le corresponde”, concluye el comisario.

Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...




