Descubre la revolución postbiótica para mascotas que nace en Cuenca

Cuenca

En una de las parcelas del polígono SEPES Carretera de Motilla de Cuenca se está gestando una revolución en la salud animal. La empresa Pinpilinpauxa Koloreak, liderada por Javier Navarro, está desarrollando una innovadora línea de productos postbióticos para mascotas que ha despertado el interés no solo de instituciones locales, sino también de mercados internacionales.

El proyecto, impulsado en colaboración con la compañía navarra PentaBiol, ha sido recientemente reconocido con el segundo premio en los galardones Integra 4.0 promovidos por la Diputación de Cuenca “por su alto impacto innovador en salud y economía provincial”.

La historia de este proyecto es también la historia de una conexión emocional y estratégica entre Cuenca y Navarra. PentaBiol, con sede en Pamplona, es una empresa pionera en el desarrollo de soluciones basadas en microbiota, especialmente en el ámbito humano y acuícola. Su CEO, Goyo Sanzol, explica cómo surgió la idea de trasladar parte de su conocimiento al mundo animal: “Nuestra microbiota intestinal está siendo reconocida como uno de los principales órganos reguladores del cuerpo. Lo que buscamos con los postbióticos es optimizar el funcionamiento de esa microbiota sin necesidad de introducir organismos vivos. Es decir, ofrecemos los beneficios sin los riesgos de trabajar con bacterias viables”.

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Pero ¿por qué Cuenca? La respuesta es sencilla y cargada de sentido de pertenencia. “Yo soy de Cuenca”, apunta Javier Navarro, “y les convencí de que vinieran aquí. En Navarra ya tienen muchas industrias, y en Cuenca necesitamos apostar por el desarrollo”.

Goyo Sanzol no duda en respaldar esa decisión: “La Diputación de Cuenca ha hecho una apuesta magnífica. Nos sentimos muy bien acogidos y te aseguro que este no será el único proyecto que traeremos a esta tierra. Es un honor trabajar aquí”.

¿Qué son los postbióticos?

Los postbióticos son sustancias metabólicas generadas por bacterias probióticas tras alimentarse con fibra prebiótica. A diferencia de los probióticos (que contienen bacterias vivas) y los prebióticos (que alimentan a dichas bacterias), los postbióticos no contienen microorganismos vivos, lo que los hace más seguros y estables. Aun así, ofrecen un abanico amplio de beneficios: estimulan el sistema inmunológico, regulan la glucemia, mejoran la microbiota intestinal y tienen efectos antiinflamatorios y neurológicos positivos.

“Trabajamos con más de 3.000 familias de microorganismos presentes en la microbiota. Actuar con un solo probiótico es muy limitado. En cambio, los postbióticos permiten una acción más global, más eficaz y más fácil de asimilar por el organismo”, explica Sanzol.

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Aplicaciones prácticas y primeros productos

La empresa Pinpilinpauxa Koloreak lleva más de un año y medio desarrollando esta línea en Cuenca, y ya tiene los primeros resultados. “Estamos a punto de poner en marcha la fábrica”, cuenta Javier Navarro. “En septiembre comenzamos a producir a escala industrial y ya tenemos nuestros primeros productos: uno para el control glucémico y otro para combatir la lismania, un protozoo que afecta gravemente a los perros”.

Los productos saldrán al mercado en forma de pienso complementario, en formato galleta, cada uno orientado a una necesidad concreta: inmunidad, glucemia, salud articular, hepática o renal. “El formato es innovador y cómodo para los dueños de mascotas”, añade Navarro.

La demanda no ha tardado en llegar. Ya cuentan con pedidos desde Marruecos, Argelia y México, lo que augura una proyección internacional más que prometedora.

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Generación de empleo y arraigo rural

Este proyecto no solo tiene una dimensión científica e industrial, sino también social. “Vamos a empezar con 10 trabajadores, pero la idea es crecer de forma progresiva”, apunta Navarro. “Para una pyme como la nuestra, las perspectivas económicas son muy buenas, aunque no me gusta hablar de cifras. Lo importante es que generamos empleo cualificado en un entorno donde hace falta”.

El impulso económico inicial recibido con el premio Integra 4.0 ha sido decisivo. “Nos ayudó a poner en marcha las máquinas sin tener que recurrir a financiación externa. Estamos muy agradecidos a la Diputación”, afirma.

Un puente entre salud animal y humana

Aunque la actual línea de productos está enfocada en mascotas, la tecnología y el conocimiento detrás del desarrollo postbiótico tiene también aplicaciones humanas. PentaBiol ya trabaja en ensayos clínicos en colaboración con universidades navarras para el control de la diabetes tipo 2 y otras patologías. Esa investigación se transfiere ahora al ámbito veterinario.

“Hay patrones comunes en el comportamiento de las microbiotas, tanto humanas como animales. Lo que estamos aplicando en mascotas proviene directamente de investigaciones en salud humana”, destaca Sanzol. “Estamos convencidos de que la nutrición postbiótica será cada vez más reconocida como herramienta preventiva y terapéutica fundamental”.

Futuro y expansión

Tanto Javier Navarro como Goyo Sanzol miran al futuro con ambición y responsabilidad. Actualmente están cerrando acuerdos con dos grandes marcas del sector petfood y de nutrición humana para la distribución de sus productos. Todo ello se está gestando desde Cuenca, lo que convierte a esta iniciativa en un ejemplo claro de innovación arraigada al territorio.

Incluso el nombre de la empresa refleja esa fusión de identidades: Pinpilinpauxa Koloreak significa, en euskera, “los colores de la mariposa”. “Queríamos que se supiera que venimos de Navarra, pero también que esto es algo nuevo, que tiene su propio vuelo”, explica entre Sanzol.