Villamalea, el pueblo de las 32 nacionalidades que cuida la convivencia: "Hay que tener cuidado con lo que se dice y cómo se dice"
La localidad cuenta con un 25 por ciento de población migrante, necesaria para su industria del champiñón. Todos los partidos apoyan la regularización de migrantes y se organizan actividades que involucran a todos sus credos

Villamalea, el pueblo de las 32 nacionalidades que cuidad la convivencia
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Toledo
Lejos del foco mediático que desde hace varias semanas acaparan las localidades de Torre Pacheco y Jumilla, lo cierto es que la convivencia pacífica entre culturas y credos es la tónica habitual en cientos de municipios de España. Uno de esos ejemplos lo encontramos en Villamalea. En esta localidad de la Manchuela albaceteña, con un 25 por ciento de población migrante, y varias cooperativas dedicadas al cultivo y producción del champiñón, la convivencia se trabaja día a día. Hace apenas unos días, los tres grupos con representación municipal -PP, PSOE e IU- aprobaron una moción, impulsada por los Servicios Sociales y los colectivos del pueblo, para apoyar la regularización extraordinaria de migrantes atascada en el Congreso.
De sus aproximadamente 4.000 habitantes, algo más de 1.000 proceden de alguna de las 32 nacionalidades presentes en el municipio; las más importantes en número, la rumana y la marroquí, con 439 y 215 vecinos empadronados. Muchos llevan varios lustros residiendo en el municipio y se presencia es clave para sacar adelante su principal fuente de ingresos. “Tenemos un sector, el champiñón, muy potente, y si no fuera por estas personas no encontraría mano de obra. Y aún nos falta. Si no fuera por ellos, no seríamos el pueblo que somos”, remarca su alcalde, José Núñez, del Partido Popular, que se apresura a decir que "gente buena y gente mala" hay en todos los partidos.
El cooperativismo, impreso en el ADN de sus vecinos, y el trabajo conjunto de los servicios sociales, junto al párroco, Javier Cano, y el imán del pueblo, Abderramán Louizi, refuerzan la convivencia en este pueblo de la Manchuela, con actividades interculturales y una jornada de puertas abiertas en la mezquita y la iglesia para que ambas comunidades conozcan sus espacios de culto. “Siempre ha sido un pueblo con una mentalidad muy abierta, con mucho cooperativismo... y ese estilillo se traslada al final a todo. Hay una integración natural”, cuenta el párroco. “No es una cuestión solamente laboral, sino también de convivencia”, subraya.
En Villamalea pesa la experiencia migratoria de muchos de sus vecinos en el pasado, especialmente de los más mayores. "Me ilusionó mucho que la moción para la regularización de migrantes la firmaran también los jubilados. Ellos saben perfectamente lo que significa tener papeles y cotizar. Los políticos entendieron el mensaje enseguida y todos aprobaron la moción”, recuerda Cano. La mezquita del pueblo abrió 14 años, pero antes la comunidad musulmana disponía de un local municipal donde poder rezar. "Nunca ha pasado nada", explica el imán. "Todos los extranjeros que venimos a España, lo hacemos para ganar un trozo de pan para nuestras familias", insiste.

Jornada intercultural celebrada en Villamalea (Albacete), en una imagen cedida por el Ayuntamiento

Jornada intercultural celebrada en Villamalea (Albacete), en una imagen cedida por el Ayuntamiento
Hajar, estudiante marroquí de enfermería en Albacete y vecina de Villamalea, lamenta que muchos aprovechen lo ocurrido hace varias semanas en Torre Pacheco para criminalizar a todos los migrantes. “Nunca ha habido problemas, llevamos muchísimos años aquí. Se tiende a generalizar mucho. Si alguien hace algo mal en la otra punta del país, al final nos meten a todos en el mismo saco”, lamenta. “No nos representa en absoluto”, subraya. Semia Flores, que llegó a Villamalea desde Ecuador hace 26 años y que trabaja como asistente de personas mayores, sólo tiene palabras de cariño hacia sus vecinos. "Es mi tierra. Aquí he vivido los mejores años de mi vida y de aquí no me va a sacar nadie. He encontrado el cariño que un migrante quiere recibir", cuenta.
En Villamalea, el apoyo a la ultraderecha apenas recibió una treintena de votos en las elecciones municipales de 2023, pero el párroco del pueblo, que lo es también de Golosalvo y Fuentealbilla, avisa: "No se puede bajar la guardia porque aún queda mucho por hacer". Cano apuna como carburante de los discursos de odio y rechazo al migrante al "excesivo" eco mediático que reciben estas posiciones y al poco que tienen los ejemplos positivos de integración, en el que, dice, Villamalea no es una excepción. "Es horrible ver la televisión o escuchar la radio. Se repiten tanto los discursos negativos —que al final no son tantos— y se les da tanta voz que parece más de lo que es. Hay que tener cuidado en lo que se dice y cómo se dice y no hacer tanto caso a las barbaridades que se escuchan. Creo que eso es un error", concluye.

José C. Rejas
Redactor en SER Toledo desde 2021, se encarga de los informativos del fin de semana en la Cadena SER...




