Un programa socioeducativo transforma el ocio juvenil en Tarancón

Cuenca

El aroma a cilantro, arroz y especias envuelve el Centro Joven de Tarancón. Este espacio, normalmente destinado al ocio juvenil, se ha transformado en la cocina de un restaurante improvisado. Una veintena de chicos y chicas de entre 11 y 17 años preparan recetas de Cuba, Colombia y Rumanía.

El resultado importa, pero lo esencial es el camino: un taller de “comidas del mundo” que, más que sobre cocina, habla de convivencia, trabajo en equipo y oportunidades.

La actividad forma parte de un proyecto socioeducativo pionero que desarrolla el Ayuntamiento de Tarancón desde hace 15 años y que ahora ha recibido el impulso de la Diputación Provincial de Cuenca y la Asociación Horuelo. La inversión inicial, de 100.000 euros, ha permitido poner en marcha una intervención continuada con adolescentes y sus familias.

Eva García, diputada de Servicios Sociales, destaca la importancia de esta apuesta: “Entre la Asociación Horuelo y el Centro de Día de Tarancón están haciendo un trabajo fenomenal con todos los jóvenes de entre 11 y 17 años. Tengo claro que están respondiendo, y con unos resultados fabulosos. Desde la Diputación decidimos apostar con una subvención de 100.000 euros y creemos que merece la pena seguir manteniéndolo e incluso extenderlo a otros municipios grandes de la provincia”.

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Amplia participación

Desde que comenzó la programación de verano, más de 90 jóvenes han pasado por el proyecto y unos 25 se han convertido en participantes habituales, acudiendo casi a diario. Teresa Rodríguez, técnica de intervención social de Horuelo, explica que “solo este verano hemos tenido entre 77 y 78 inscripciones, pero también vienen chavales que participan en actividades puntuales como torneos de fútbol o baloncesto. Calculamos que hemos llegado a entre 90 y 100 menores. Y tenemos un grupo fijo de unos 20 o 25 que están viniendo de manera continua, incluso los fines de semana”.

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Los jóvenes se implican

El calendario, vigente del 1 de julio al 14 de agosto, incluye actividades por las mañanas, tardes y también fines de semana, una novedad respecto a años anteriores. La programación se ha diseñado a partir de experiencias previas del Centro de Día y de las propuestas de los propios adolescentes.

“Nos hemos basado en los gustos que nos transmitían los chicos y chicas y en lo que siempre ha funcionado bien: el deporte, los torneos, los murales de grafiti o las salidas a la piscina”, señala Rodríguez.

Pero también se han incorporado nuevas propuestas, como talleres creativos de música. Uno de ellos, dirigido por el músico y trabajador social Javi Collado, les permitió escribir y grabar su propia canción, hablando de sus inquietudes y su forma de ver el mundo.

Aunque el epicentro del proyecto es el Centro Joven, un espacio amplio, con sala de actividades, futbolines, proyector y cocina, las iniciativas se han extendido a otros lugares como pabellones deportivos y el estadio municipal para torneos y actividades al aire libre.

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Horuelo: 25 años de experiencia

La Asociación Horuelo, con más de 25 años de experiencia en proyectos de inclusión, trabaja por primera vez en Tarancón gracias a la financiación de la Diputación. Su labor comenzó durante el curso escolar, en colaboración con institutos locales como La Hontanilla, donde apoyaron aulas de convivencia y departamentos de orientación, y se ha ampliado al IES Luisa Sigea con talleres de convivencia y actividades socioeducativas.

Raquel Benavente, concejala de Servicios Sociales de Tarancón, resalta la buena acogida: “Empezamos esta andadura a principios de año y la juventud lo ha recibido muy bien. Comenzamos en los institutos, de la mano de Horuelo y el Centro de Día, con varias actividades que han funcionado muy bien. El próximo curso se incorporará también el Instituto Luis Sigea”.

El proyecto combina ocio, aprendizaje y convivencia, y ya ha transformado las rutinas de muchos adolescentes de la localidad. Su éxito ha abierto la puerta a que se convierta en un modelo replicable en otros municipios de la provincia. De momento, en Tarancón, el ambiente de los talleres, ya sea cocinando recetas de otros países, pintando un mural o componiendo una canción, demuestra que el objetivo inicial de crear un espacio de confianza y alternativas de ocio saludable se está cumpliendo.

Como resume Eva García: “Aquí se está ofreciendo algo más que actividades. Se está generando un entorno donde los jóvenes se sienten escuchados, valorados y motivados para participar”.