Las hidroeléctricas y sus beneficios económicos, clave en las repentinas bajadas del Tajo a su paso por Toledo

Las imágenes del río Tajo casi seco en algunos tramos de Toledo han generado preocupación e indignación entre los vecinos en los últimos días. La explicación, según ha señalado la Plataforma en Defensa del Tajo, parece tener un origen claro: la actividad de las centrales hidroeléctricas que operan entre Aranjuez y Toledo.

Alejandro Cano, portavoz de la plataforma, explica que los bruscos cambios en el caudal del río responden a "estrategias de producción eléctrica que priorizan la rentabilidad económica", en especial "durante los momentos de mayor demanda energética y cuando el precio de la electricidad es más alto".

"Vemos cómo, en cuestión de una hora, el río pasa de estar prácticamente seco a volver a un caudal habitual. Todo indica que esto es producto de la gestión de las hidroeléctricas", apunta Cano.

Esta hipótesis ha sido analizada por la Cátedra del Tajo, descartando otras posibles explicaciones y reforzando la idea de que la manipulación del caudal responde a intereses económicos. Las centrales hidroeléctricas estarían liberando y reteniendo agua según conveniencia, afectando gravemente la dinámica natural del río.

Infracción legal

Esta gestión estaría incumpliendo el caudal ecológico mínimo establecido en el Plan Hidrológico de Cuenca, fijado en 13 metros cúbicos por segundo. Según Cano, recientemente se ha llegado incluso a registrar alrededor de los 10 metros cúbicos por segundo, una cifra alarmante y, además, ilegal.

"Alguien se ha pasado de listo. Se está contraviniendo una ley y eso debería tener consecuencias", afirma con rotundidad.

Falta de transparencia institucional

Desde la Plataforma también se critica la falta de comunicación y transparencia por parte de la Confederación Hidrográfica del Tajo y del Ministerio competente. A pesar de que el fenómeno es evidente y ampliamente comentado en medios y redes sociales, ninguna administración ha ofrecido explicaciones oficiales. "Circulan imágenes, circula la preocupación, pero nadie da la cara ni ofrece información clara sobre lo que está ocurriendo", dice.

Aunque la estampa de un Tajo casi seco genera alarma, Cano recuerda que los ríos, cuando se les permite seguir su curso natural, también cambian y movilizan grandes cantidades de sedimentos, una función ecológica fundamental. Sin embargo, advierte que los equipos de medición podrían estar ofreciendo datos falseado debido a la acumulación de sedimentos y restos sólidos que engrosan los datos de forma poco fidedigna y hace creer "que hay más agua de la que hay".