Samuel Navalón pide paso

Ciudad Real

Se cerró la feria taurina de Ciudad Real con un gran ambiente en los tendidos, una terna de toreros jóvenes y una corrida de Martin Lorca que había causado mucha expectación entre los aficionados que acudieron a los corrales en la mañana y no era para menos, astados muy bien presentados, algunos aplaudidos en su salida, y un punto por encima que hubieran valido para alguna plaza de primera categoría. La pena, es que todo quedo en un mero envoltorio porque a los toros les faltó fondo y mucha clase.

Abrió cartel, el daimieleño Carlos Aranda, que tuvo en su primero a un hondo toro al que se castigó en exceso en el puyazo que se le dio. Esta circunstancia, seguramente, hizo que en la muleta el astado estuviera muy venido a menos, sin trasmitir nada, sin humillar y con la cara alta con el que poco pudo emplearse y sacarle algo. Recibió ovación con saludos tras dos pinchazos y media desprendida.

En el cuarto de la tarde se gustó Carlos Aranda con la verónica con una media de cartel y un quite por chicuelinas. La faena fue brindada a Nacho Lloret empresario del coso ciudadrealeño al que también brindaría Navalón en el que cerró la feria. Su faena se inició en los terrenos del siete y lo llevo por momentos con empaque y buen gusto por momentos por ambas manos, para rajarse después e irse para toriles y por toda la plaza mostrando su evidente mansedumbre. Lo intento sujetar y consiguió dibujar algún natural. Podría haber cortado una oreja, si no hubiera sido por los dos pinchazos, la media estocada y los 3 golpes de verduguillo que hicieron que recibiera dos avisos presidenciales.

Alejandro Peñaranda, tuvo en sus manos a un toro de 603 kilos que tenía también su punto de mansedumbre, pero eso sí, con transmisión. Tras blindar al “Blonda” un niño de Almagro que se ha hecho viral por ponerse a torear frente a la “numerosa” manifestación antitaurina del pasado domingo, realizo una interesante faena de muleta malograda por la espada. Por ambos pitones lo llevo con poder, destacando series de naturales con profundidad y temple.

El quinto de la tarde se mató tras un remate en el burladero nada más salir de toriles. Salió en su lugar un sobrero de Escribano Martín un “taco” de toro con unas bonitas hechuras que recibió un gran puyazo de Ricardo Romero. En la muleta, apenas le dio opción al torero conquense, dos series y el toro echó la persiana. Nula acometividad, muy parado provocaron que su premio quedara reducido a una ovación desde el tercio tras una efectiva estocada.

Samuel Navalón, volvió a triunfar en Ciudad Real, ya lo hizo el pasado año de novillero y en este 2025, volvió a para confirmar el gran momento que atraviesa dejando claro por qué es uno de los jóvenes toreros que más ilusionan a los aficionados. Dos orejas corto a su primero tras colocar la estocada de la feria, pisando terrenos comprometidos, recibiéndolo con largas cambiadas de rodillas y pegarse un arrimón que hizo que el público se levantara de sus localidades. Con mando, con firmeza, llevándolo largo realizó una compacta y meritoria faena rematada con la tizona.

El último de la tarde y de la feria, de nombre Mensajero, fue recibido por Samuel Navalón en los medios, de hinojos y con pases cambiados por la espalda. Toreó muy despacio, aguantando con firmeza algún parón del astado en mitad del viaje. Siempre entregado y dispuesto, dejando claras sus intenciones de querer ser alguien muy importante en el mundo del toro. Lástima que no paseara premio tras cuatro descabellos. Pero la impronta de su concepto quedo ahí y salió en volandas por la Puerta Grande del coso de la Calle Pedrera.

Plaza de Toros de Ciudad Real. Última del abono. Menos de tres cuartos de entrada se han lidiado astados de la ganadería de Martín Lorca y de Escribano Martín ( 3º, 4º y 5º bis) bien presentados y de juego desigual

Carlos Aranda, de blanco y oro, ovación con saludos y silencio tras dos avisos

Alejandro Peñaranda, de blanco y oro ovación tras aviso en ambos

Samuel Navalón, de lila y oro, dos orejas y palmas tras aviso

En banderillas, saludaron Basilio Mansilla y Víctor Martínez en el 2°, Manuel Larios y Alfredo Cervantes en el 3° y Miguel Ángel Ramírez y Miguelín Murillo en el 4°.

Se guardó un minuto de silencio, por el reciente fallecimiento del presidente de la plaza de toros durante dos decadad, Vicente Utrero Cabezas.