Un paseo por la historia toledana: De la plaza de San Román a la Plaza de Padilla

Toledo. Castilla-La Mancha

En este paseo por la historia ha participado Daniel Gómez Aragonés, un colaborador habitual de La Ser, nos ha llevado por dos de las plazas más destacadas de Toledo. Un recorrido elegido exclusivamente para la cadena y que el historiador está muy emocionado por contarnos.

El paseo empieza por la mañana en la plaza de San Román desde la Casa de Mesa, antigua sede de la Real Academia de las Artes y Ciencias históricas de Toledo, actualmente en plenas obras de restauración, rodeada de un ambiente natural, dónde se sitúa la estatua de Garcilaso de La Vega, literato renacentista y caballero de la edad de oro, en cuyas manos se sujetan la pluma en la mano derecha y la espada en la parte izquierda.

Más concretamente, se localiza a la espalda de la Iglesia de los Jesuitas, también conocida como la Iglesia de San Ildefonso, en las que se puede subir por sus torres y ver un bonito paisaje del Casco Histórico de la ciudad.

En la izquierda el Convento de San Pedro Mártir, sede de la facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad de Castilla-La Mancha. Un edificio vinculado a los domenicos, cuyas estructuras sufrieron grades destrozos debido a la invasión napoleónica en la Guerra de la Independencia y a la posterior desamortizació por parte de Mendizábal en el siglo XIX.

A la derecha la Iglesia de San Román, y un poquito más alejada, en la misma dirección, la Iglesia de San Clemente. La torre está situada en el punto más alto del Casco Histórico. Según la tradición, cuenta Gómez Aragonés, desde las alturas de la misma, Esteban Illán, un toledano de origen mozárabe, proclamó rey de Castilla a Alfonso VIII, que por entonces era un infante. Rey responsable de la batalla de la reconquista en Navas de Tolosa.

Por su parte, la Iglesia se encuentra desacralizada, sin embargo, en su momento fue bendecida por el arzobispo Jiménez de Rada. Encargado de poner la primera piedra de la Catedral Primada de Toledo junto a Fernando III, el santo.

En este recorrido se encuentra uno de los lugares favoritos de nuestro colaborador, el Museo de los Concilios, un espacio que representa la cultura visigoda. A la vuelta de la Plaza de San Román se encuentra la Iglesia de San Clemente, en el que se venden un mazapán delicioso hecho a mano y de forma artesanal.

Siguiendo esa misma calle llegamos a la plaza más ansiada del recorrido, la Plaza de Padilla, en homenaje al famoso comunero que luchó contra Carlos I de España y V de Alemania. Testigo de uno de los episodios más destacados de la historia de España, llamado las guerras de las comunidades de Castilla, en el siglo XVI. Actual sede de la Facultad de humanidades de la UCLM.

Guerra de las comunidades

Juan de Padilla fue además, capitán de la milicia toledana. Líder de la última guerra medieval y primera de la época moderna. Una batalla que estaba perdida desde el momento en el que las casas de la nobleza se posicionaron de parte del rey y que provocó la caída de los comuneros y el ajusticiamiento de los principales responsables.

Quedando viuda la esposa del mismo, María Pacheco, apodada la Leona de Castilla, una mujer que posicionó los cañones de la catedral hacia la ciudad al grito de "Toledo no se rinde", para alargar la guerra y motivo de lucha de su marido. Acto que incitó finalmente su exilio a la ciudad de Oporto hasta su muerte.

Un matrimonio de conveniencia que se rindió al amor y que vivió en una casa palaciega en la misma Plaza. Debido a estos episodios históricos y políticos, su casa fue abrasada por las llamas a manos de Dr. Zumel, quien luego echó sal para que allí nada creciera hasta que en 2015 se instaló una estatua en su nombre y se espera que haya una a favor de su mujer en la ciudad.

Un paraíso histórico de ambiente medieval dónde cualquier persona está obligado a visitar para conocer la ciudad en su totalidad. Capital espiritual de España, que según dice Daniel, equivale a nuestra Roma.