Corregid el mapa

Toledo (Toledo)

“Cuando era un muchacho, me apasionaban los mapas...En aquella época quedaban muchos lugares desconocidos en la tierra, y cuando veía en un mapa alguno que pareciera particularmente atractivo ponía el dedo sobre él y decía: Cuando sea mayor iré allí”. Confieso que esto que dice Charlie Marlow en el “Corazón de las tinieblas” (de Jospeh Conrad, no se lo pierdan) me pasaba también de pequeño; aún me pasa.

Desde entonces, he tenido el mapa del mundo en la cabeza y soy capaz de recorrer mentalmente continentes, océanos, mares y muchos de los países que lo rellenan. Y quizá por eso, la única imagen que ha permanecido fija en el dormitorio de mis hijos los últimos 21 años es un desactualizado mapamundi que aspiro a que les contagie ganas de aventura y curiosidad por lo que les rodea. Nunca es tarde.

Esa imagen, la del mapa del mundo, nos acompaña a todos desde niños y articula en nuestra cabeza la realidad inmanente que nos acompaña y contribuye a formar nuestra idea del planeta. Y lo lleva haciendo desde el siglo XVI.

Fue entonces, en 1569, cuando en Flandes el geógrafo Gerardus Mercator ideó la proyección cartográfica que permitió dibujar el mapa del mundo tal y como lo conocemos hoy. Su utilidad está fuera de toda duda; facilitaba enormemente el trazado de rutas en las cartas náuticas y permitió, con el tiempo, que se popularizara la imagen del planeta y la ubicación de océanos y países.

La proyección de Mercator refleja fielmente la forma de los continentes, pero deforma los tamaños para adaptarlos al plano y a veces lo hace de forma desmesurada: Groenlandia parece como África cuando es 14 veces menor, Madagascar e Inglaterra aparecen iguales y es la mitad, Alaska se muestra como Brasil cuando el país carioca es cinco veces más grande….Es decir, exagera el tamaño a medida que nos alejamos de la línea del ecuador. Cuanto más al norte, más grande, destacado y orondo; para variar.

Dos asociaciones, África No Filter y Speak Up África, han lanzado una campaña global con el título “Corregid el mapa” con la intención de rectificar una distorsión que todos usamos y que, incluso, alimenta las omnipresentes aplicaciones de GPS. Asumen que el mapamundi es sólo un dibujo, una representación, pero insisten en que las imágenes construyen relato y los relatos, lo sabemos bien, forjan memoria colectiva, abonan sentimientos, articulan principios, siembran valores e impulsan ideas.

Estamos en el S.XXI, seguro que hay tecnología de sobra para que la proyección cartográfica de nuestro mundo, nos acerque fielmente la realidad y nos ayude a entender mejor el planeta antes de que nos lo carguemos.

Además, las ganas de aventura no tienen que ver con el tamaño o la forma de los mundos que aún no conocemos, sino con el afán descubrirlos y de vivirlos.

Hasta el martes que viene. Besos.

Javi Mateo.

P.D. El enlace a la campaña: www.correctthemap.org