Protestar
¿Cuál es la alternativa?

La mirada de Toledo: Protestar (16/09/2025)
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Toledo (Toledo)
Buenos días, Carlos. Buenos días, oyentes.
Las protestas ciudadanas, por definición, han de ser incómodas, escocer, perturbar de forma sensata y controlada el orden público. Deben conseguir que se pare, al menos un momento, la realidad cotidiana que se denuncia e incitar a quienes participan en ella, a quienes la sufren y a los que la ven de lejos a reflexionar y a preguntarse si no tendrían que estar también en la cacerolada, la manifestación, el minuto de silencio o el corte de la carretera.
Y sobre todo, las protestas tienen que provocar, que llamar una atención cada vez más adormecida e insensible que se oculta detrás de reels, tiktoks, fakes y demás anglicismos alienantes.
Porque si no ¿cuál es la alternativa? Si entramos en el estudiado juego de quienes critican las movilizaciones ciudadanas sólo por el hecho que se produzcan o caemos en la trampa de los indolentes que se afanan en porfiar sobre su utilidad, corremos el riesgo de que el debate se diluya en una polémica estéril y superficial sobre un derecho, el de protesta, que está sobradamente regulado, constreñido diría yo, en nuestras leyes y recogido en nuestra sacrosanta Constitución. Y quizá, sólo quizá, sea eso lo que pretenden los que, en vez romperse la garganta en contra del asesinato de inocentes o la miserable estrategia de rendirlos por hambre, se rasgan las vestiduras porque se corte una calle, se llenen las plazas de banderas palestinas o se interrumpa un negocio disfrazado de evento deportivo
Los que vocean desde la tribuna contra las protestas no buscan soluciones, anhelan eliminar el ruido molesto de la ciudadanía cuando se harta o cuando ruge de impotencia ante la pasividad de quienes deberían asegurarles, asegurarnos, el bienestar, la dignidad y la decencia.
No podemos seguirles el juego. La movilización ciudadana, la puesta en marcha de comunidad organizada y activa crea pueblo, construye conciencia, alimenta las ganas de avanzar y es la mejor receta contra el conformismo, la pasividad y la indolencia. Nos quieren calladitos, modosos y bien alimentados con pan y un circo virtual e intangible que en realidad no existe.
Nos lo avisó Gramsci en 1917, “la indiferencia es el peso muerto de la historia”. No se dejen, protesten.
Hasta el martes que viene. Besos.
Javi Mateo.

Javier Mateo
Educador social y exconcejal del Ayuntamiento de Toledo.




