Placeres culpables

Toledo (Toledo)

Todos disfrutamos de una serie de caprichos, que a veces contamos a los más cercanos, pero con un tono de voz como si estuviésemos confesando algo malo

¿Quién no se ha levantado y ha ido a la cocina a comer helado utilizando una cuchara grande, cogiendo el helado directamente del tarro?. Esto por supuesto, después de haberle advertido a todo el mundo que para comer helado, hay que utilizar un bol y una cuchara, nada de comer como si fuésemos salvajes.

O comerse la última pieza que queda un plato, canapé, croqueta etc. que estás deseando comerla, pero te haces el tonto para ver si alguien te la ofrece porque estaba riquísima.

Los programas de cotilleo, esa es otra. Aquí, en principio y presuntamente, nadie consumimos este tipo de contenido. Estamos todo el día viendo películas y series, pero en el momento en el que se comenta cualquier cosa, estamos al día de todo. Además de estos programas, los realities, que algún momento hemos sucumbido, porque alguien de nuestro círculo lo ve, y nos tenemos que poner al día. Hago extensible ésto para la música también, todos vamos de rockeros o de indies y ya sabemos lo que pasa.

Para mí, otro placer culpable, es la siesta, sobre todo si es en sofá. Cuando quiero dormir sin despertador, ni molestias, me voy a la cama. Pero, ¿quién no se ha tumbado en el sofá para un rato y se ha despertado a las tres horas?, además con una sensación de felicidad enorme, miras la hora y te acurrucas otro rato porque no sabes ni dónde estás.

Cotillear descaradamente, aquí todos juramos que no somos cotillas, que vivimos a nuestro aire y nos dedicamosa nuestra vida, pero sí, todos nos hemos quedado mirando por la ventana cotilleando sin perder detalle, hemos cotilleado perfiles de redes sociales de personas de nuestro alrededor, con el máximo cuidado para no ser detectados, y le hemos enviado un pantallazo a una amiga. El día que notifiquen las aplicaciones de los pantallazos que hacemos, no tendrá sentido tener 5G. Y no se rían disimuladamente, porque lo hacemos todos.

En fin, la chispa de la vida.