"Las extremas derechas se niegan a llamar al genocidio por su nombre, porque Israel representa la última esperanza del colonialismo y el supremacismo blanco"
'Está en nuestras manos', la firma de opinión de la catedrática de Trabajo Social de la Universidad de Castilla-La Mancha, María José Aguilar

'Está en nuestra manos', la firma de María José Aguilar
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El último día de feria, José Luis Sastre nos recordaba la importancia de mencionar las cosas por su nombre, ya que si perdemos la capacidad de usar las palabras en sus justos términos, perdemos la libertad. Por eso el estado genocida de Israel lleva haciendo campañas de desinformación millonarias contra cualquiera que defienda los derechos humanos o se manifieste contra el genocidio que está cometiendo contra el pueblo palestino. Estas campañas lo que hacen es criminalizar a quien protesta o a quien llame a las cosas por su nombre, para justificar atacarles. Empezaron a hacerlo desde mediados del siglo pasado criminalizando al pueblo palestino y así han seguido hasta la reciente campaña de criminalización contra la Flotilla que intenta romper el bloqueo de Gaza para entregar ayuda humanitaria.
Las extremas derechas del mundo (que en Europa y en España ya son todas las derechas) se niegan a llamar al genocidio por su nombre, porque Israel es para ellas y ellos la última esperanza del colonialismo y del supremacismo blanco, como hace unos días explicaba en Madrid Pankaj Mishra. Y es que, hasta ahora, nunca en la historia de la humanidad se había podido asistir y presenciar en directo a un genocidio. A la vez que nunca en la historia, hasta ahora, tantísimos países que se autoproclaman defensores de la democracia, los derechos y el humanismo participan con tanto entusiasmo en este exterminio masivo. Ocultar pruebas y justificar los crímenes israelíes, nos recuerda Mishra, es el mayor caso de corrupción colectiva de la historia.
Los sucesivos reconocimientos del estado palestino que están sucediendo, son gestos que no cambian nada: porque llegan con 77 años de retraso y porque no van acompañados de ninguna medida efectiva de bloqueo que pare el genocidio.
Hemos comprobado este verano, y especialmente en las últimas semanas en España, que los gobiernos solo se mueven cuando la gente corriente se moviliza.
La protesta ciudadana contra el genocidio del pueblo palestino boicoteando al equipo israelí durante la vuelta ciclista la iniciaron cinco personas en Figueres el 27 de agosto y dos semanas después la culminaron más de cien mil en Madrid.
Por eso es muy importante que recordemos hoy las sabias palabras de Eduardo Galeano: mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede lograr cosas extraordinarias. Si hoy el 82% de la población española estamos en contra del genocidio del pueblo palestino y eso ha obligado a cambiar los discursos políticos del gobierno (aunque está por ver que se tomen medidas efectivas), imaginen lo que podremos lograr si además hacemos todo lo que está en nuestras manos: boicotear la compra de productos vinculados a Israel, hacer visible en nuestras casas, en nuestros lugares de trabajo y en nuestra propia imagen que estamos contra el genocidio palestino, acudir a manifestaciones en nuestros pueblos y ciudades, apoyar a la Flotilla y a todos los grupos y asociaciones que en nuestro entorno colaboran y llevan a cabo acciones de solidaridad con Palestina. Y, sobre todo, hablar y llamar a las cosas por su nombre, siempre y en todo lugar.
No hacerlo nos hace automáticamente cómplices de la barbarie y la crueldad más extrema que pretende exterminar a todo un pueblo. Porque eso es un genocidio. Y hoy, a diferencia de lo ocurrido en el siglo pasado, no podemos alegar ignorancia. Lo sabemos, lo estamos viendo y si no queremos perder la poca humanidad que nos queda, no podemos mirar hacia otro lado.
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Hoy por Hoy Albacete (22/09/2025)




