Gaza. La banalidad del mal
La confusión deliberada es la que permite que la barbarie continúe sin consecuencias, blanqueando lo intolerable

La mirada de Toledo: Gaza, la banalidad del mal (29/09/2025)
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Toledo (Toledo)
Cuando hablamos de Gaza, no hablamos de un conflicto lejano, hablamos de un genocidio en curso. Lo dicen organismos internacionales, lo denuncian expertos en derechos humanos, existe una destrucción sistemática de una población, la aniquilación de su vida, de su cultura y de su futuro.
Los datos son tan duros como claros, miles de personas asesinadas, de las cuales muchos son niños. En cuanto a la infraestructura básica, me refiero a hospitales, escuelas, agua, o electricidad, no funciona, y mientras tanto, parece que la comunidad internacional sea incapaz de frenar la barbarie, cuando no cómplice por acción u omisión.
El conflicto en Oriente Medio no es nuevo, arrastra décadas de historia, de intentos fallidos de paz y de análisis infinitos. Políticos, académicos, periodistas y escritores de prestigio han tratado de explicarlo, y cada día encontramos en la prensa voces autorizadas que ofrecen interpretaciones distintas, incluso opuestas, sobre todo lo que ocurre. El problema es que todas parecen coincidir en un punto, el otro miente. Y así, en medio de versiones enfrentadas, la verdad se convierte en una víctima más del conflicto.
Todos los días vemos como dirigentes reclaman por la relevancia de los relatos frente a la verdad, sin embargo, yo me quedo con la advertencia de otros que en sus discursos recientes advierten que la mentira sistemática, la manipulación y la desinformación son formas de violencia porque atacan la base de cualquier democracia. La confusión deliberada es la que permite que la barbarie continúe sin consecuencias, blanqueando lo intolerable.
Ya nos lo advirtió Hannah Arendt, en su obra la “banalidad del mal”, cuando lo inaceptable se normaliza, cuando los crímenes dejan de generar escándalo y se convierten en ruido de fondo, se genera anestesia social, el dolor ajeno deja de conmovernos y ver las imágenes de niños muertos, de vidas destruidas se convierten en rutina, aceptando la violencia como parte del orden normal de las cosas.
Y eso es lo que hoy está pasando con Gaza. Vemos la violencia cada día, pero la hemos integrado en nuestra rutina informativa, el genocidio se ha convertido en parte del paisaje, haciéndonos espectadores, de la barbarie, de la fractura irreparable del tejido humano.

Natalia Simón
Directora del departamento de Filosofía, Antropología, Sociología y Estética de la UCLM




