Las mondadoras de azafrán, listas para otro año con preocupación: "Vemos que la tradición se pierde"
El mayor peligro para la continuidad de este legado es el cambio social: las nuevas generaciones lo esquivan

El oficio de mondadora de azafrán, en peligro de extinción
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Villafranca de los Caballeros
A finales del mes de octubre comienza a recogerse la rosa del Azafrán. Este año, este oficio milenario viene con problemas que ponen en jaque al sector: la falta de relevo generacional hace que el azafrán esté en peligro de extinción.
Castilla-La Mancha produce el 90% del azafrán español, y es en La Mancha toledana donde la tradición ha perdurado a través de generaciones. El cultivo y procesado del azafrán es una labor muy dedicada, pero también hacía comunidad, como asegura Pilar, mondadora de Villafranca de los Caballeros.
Ayer hablaba en Hoy por Hoy Toledo, en la sección que defiende los oficios: "Los lunes al SER".
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El oficio de mondadora de azafrán, en peligro de extinción
Ninguna máquina ha sido capaz de sustituir la mano
La flor nace por la mañana y debe ser mondada esa misma noche, o se estropea. Mondar consiste en separar los estigmas rojos, el azafrán, del resto de la flor. Una labor que las máquinas no han conseguido hacer: "No ha habido máquina capaz de sustituir la mano", asegura Pilar.
El mayor peligro para la continuidad de este legado es el cambio social.
El cultivo es una tarea de todo el año, que incluye sacar y limpiar el bulbo en mayo, labrar y cavar con azadón... En definitiva, una técnica manual y pesada que las nuevas generaciones esquivan.
Las jornadas nocturnas de monda se pasaban contando historias y cantando para mantenerse despiertos. Era un tiempo de "mucho penar," pero de convivencia.
Hoy, la realidad es otra. "Ahora los chicos estudian, no están accesibles a los padres," lamenta. Su propia hija debe tomarse vacaciones de su trabajo para poder mondar la rosa. Aunque sus nietas todavía ayudan, la presión académica hace imposible depender de ellas.
Todo un plan de ahorros
Un cultivo que siempre ha sido un "plan de ahorros" para los que se dedicaban a ello. La tradición marcaba que los padres regalaban bulbo de azafrán a sus hijos al casarse para que fueran juntando dinero, que luego usaban para casarse o incluso construir la casa.




