Avispa asiática
Juan José Sanz Cid, Investigador Científico del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC)

Nómada del viento: Avispa asiática (07/10/2025)
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Toledo (Toledo)
La avispa asiática (Vespa velutina) es una especie invasora originaria del sudeste asiático que ha generado una creciente preocupación en España por su impacto ecológico, económico y social. Su llegada al continente europeo se remonta al año 2004, cuando se detectó por primera vez en el sur de Francia, probablemente introducida de forma accidental a través del comercio marítimo. Desde entonces, su expansión ha sido rápida y constante, alcanzando la provincia de Guipúzcoa en 2010. Posteriormente, se ha extendido por gran parte del norte peninsular, incluyendo Galicia – donde ya es muy abundante-, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra y Cataluña. Recientemente, se acaba de encontrar en Málaga.
La biología de esta especie explica en parte su éxito como especie invasora. Se trata de un himenóptero de gran tamaño, con una longitud de hasta 5 cm y una envergadura alar que puede superar los 7 cm. Su coloración característica incluye un tórax negro, abdomen con bandas naranjas y patas de tonalidad amarilla. Su ciclo vital comienza en primavera, cuando las reinas fundadoras emergen de la hibernación y construyen nidos primarios en lugares protegidos. A medida que avanza el verano, las colonias crecen y los nidos secundarios pueden alcanzar tamaños considerables, albergando miles de individuos. En otoño, las nuevas reinas se dispersan para hibernar, perpetuando el ciclo reproductivo.
Una de las características más preocupantes de esta especie es su comportamiento depredador. Aunque inicialmente se pensaba que su dieta se centraba en las abejas melíferas (Apis mellifera), estudios recientes han revelado que consume una gran variedad de insectos. Se han identificado hasta 1400 especies diferentes en su tracto digestivo, incluyendo abejorros, moscas, mariposas, escarabajos, polillas y arañas. Esta diversidad alimentaria le permite adaptarse a distintos ecosistemas y ejercer una presión significativa sobre la biodiversidad local.

CSIC

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Las abejas melíferas son una de las 1100 especies de abejas catalogadas en la península Ibérica que hace que esta sea una de las regiones más importantes de biodiversidad apícola del mundo. Las abejas melíferas tienen una vida social altamente estructurada, compuesta por tres castas: reina, obreras y zánganos. Cada casta cumple funciones específicas dentro de la colmena. La reina es la única hembra fértil y se encarga de poner huevos; las obreras, también hembras, pero estériles, realizan tareas como recolectar néctar, cuidar larvas y defender el nido; los zánganos, machos, tienen como única función fecundar a la reina. A nivel genético, todas las hembras comparten el mismo genoma, pero la expresión diferencial de genes —especialmente influenciada por la alimentación con jalea real— determina si una larva se convertirá en reina u obrera. Este fenómeno epigenético regula genes relacionados con la reproducción, longevidad y comportamiento. Los zánganos, por su parte, son haploides: nacen de huevos no fecundados y poseen solo la mitad del material genético, lo que los hace más vulnerables y de vida corta. Así, la vida social de las abejas está profundamente ligada a mecanismos genéticos y epigenéticos que definen su organización y eficiencia colectiva.
En España, la presencia de la avispa asiática ha generado una serie de problemáticas que afectan a distintos sectores. En primer lugar, la apicultura ha sufrido un impacto directo. Las avispas atacan las colmenas, capturando abejas obreras en pleno vuelo o frente a la entrada de los panales. Esto disminuye la producción de miel y puede llevar al colapso de colonias enteras. Además del daño económico, la disminución de las poblaciones de abejas tiene consecuencias ecológicas importantes. Las abejas son polinizadoras clave en numerosos ecosistemas y cultivos. Otro aspecto preocupante es el riesgo para la salud pública. Aunque la avispa asiática no es especialmente agresiva con los humanos, puede representar un peligro si se siente amenazada o si sus nidos están cerca de zonas habitadas. Las picaduras son dolorosas y, en personas alérgicas, pueden provocar reacciones graves.
Las administraciones públicas han puesto en marcha diversas estrategias para controlar la expansión de esta especie. El Ministerio para la Transición Ecológica y las Comunidades Autónomas han desarrollado protocolos de actuación que incluyen la localización y eliminación de nidos o campañas de sensibilización. En 2025, el Congreso aprobó una Proposición no de Ley para reforzar la coordinación institucional y optimizar los recursos destinados al control de la avispa asiática. Sin embargo, la erradicación completa se considera inviable a corto plazo, por lo que los esfuerzos se centran en mitigar su impacto.
Paisaje sonoro
Hoy pasamos seguimos en plena raña de los Montes de Toledo donde esperando a un nuevo anochecer. Nos acercaremos a un panal de abejas melíferas donde después de escucharlas vamos a percibir la presencia de dos depredadores alados diurnos: la avispa europea (Vespa crabro), que es de mayor tamaño que la avispa común (Vespula vulgaris) que no debemos confundir con la avispa asiática y que además es una especie silvestre en nuestro país, y el colorido abejaruco (Merops apiaster) que ya se encuentra en estas fechas en África. Al anochecer oiremos el sonido de un mamífero omnívoro que también se alimenta en los panales cuando los encuentra, el tejón (Meles meles) que es una especie con actividad nocturna, pasando el día en sus grandes madrigueras en el suelo. Sin embargo, ninguna de estas especies ejerce una presión tan intensa y sistemática sobre las colmenas como la avispa asiática, lo que la convierte en una amenaza singular para la apicultura y la biodiversidad en España.




