Ella

Toledo (Toledo)

Buenos días, Carlos. Buenos días, oyentes.

Era 1955. A sus 38 años habían quedado atrás los tiempos de orfanato y vida en la calle y durante los últimos 20 su voz, única y perfecta, la había colocado ya como uno de los más importantes referentes del milagro que supuso el jazz de aquella década tan maravillosa como convulsa.

Su prodigiosa facilidad para la improvisación, su maestría en el difícil arte del scat y un milagroso rango vocal de tres octavas, le habían permitido grabar ya con grandes como Luis Armstrong o Duke Ellington y consolidar una carrera en solitario que la llevó a ser la cantante más influyente de la historia del jazz.

Pero Ella Fitzgerald era negra.

El productor Norman Grantz, organizaba un importante evento llamado Jazz At Philarmonic que ofrecía una gira de conciertos por el país con las estrellas del momento. El cartel de aquel año incluía, entre otros a Ella y a Dizzy Gillespie, ahí es nada.

Esa noche, La Dama del Jazz fue detenida en su camerino acusada de haber cantado ante un público en el que blancos y negros estaban mezclados y para el que no se había preparado ninguna forma de evitar que se mezclaran tal y como dictaban las leyes de segregación racial que estuvieron vigentes hasta bien entrados los años 60. Fue en Houston, Tejas, el 7 de octubre de 1955, hace hoy exactamente 70 años.

La foto en la que aparece junto a su asistente en las dependencias policiales es demoledora. Su cara abatida y triste resume en una sola imagen la vida de alguien que sabe que todo el esfuerzo, el trabajo, la lucha o el éxito se ocultan bajo un color de piel que lo llena todo, que se alza como juez único de su vida y que permite que su propio país la humille, la denigre y la detenga por compartir con sus compatriotas su música. Su cara muestra el gesto de la resignación y la derrota; da igual quién seas y lo que hayas conseguido, siempre estarás por debajo, siempre serás menos.

Y ahí seguimos. Empeñados, casi obsesionados, en mantener una pureza que en realidad no existe, con un miedo atávico ante la mezcla y la diversidad y poniendo barreras o visados por puntos a los que vienen de fuera. No aprendemos.

Y la detuvieron, a Ella.

Hasta el martes que viene. Besos.

Javi Mateo.