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El alma nazarena de Cuenca se emociona en su renovado Museo de Semana Santa

Un recorrido inmersivo que une arte, emoción y fe. Una experiencia que conmueve a conquenses y visitantes

El alma nazarena de Cuenca late en su renovado Museo de la Semana Santa

Cuenca

En la empinada calle Andrés de Cabrera, en el corazón del casco antiguo de Cuenca, se levanta un espacio renovado que combina modernidad, tradición y emoción: el Museo de la Semana Santa de Cuenca. Gestionado por la Junta de Cofradías, este museo se presenta con un nuevo discurso expositivo y una puesta en escena capaz de conectar al visitante con el alma de la Semana Santa conquense.

Durante una visita guiada por Laura Campos, y acompañados de Emilio Palacios, director artístico y creativo del proyecto, conocemos el proceso de transformación de un museo que “había perdido el discurso”, nos dice, y necesitaba una renovación profunda.

“La Junta de Cofradías me llamó porque el museo no funcionaba”, explica Palacios. “Estaba basado en la cronología de la Semana Santa, pero eso se había quedado obsoleto. Había que renovar contenidos, pantallas y, sobre todo, el mensaje”.

Emilio Palacios, creador artístico del renovado Museo de la Semana Santa de Cuenca. / Cadena SER

Una nueva narrativa

El equipo creativo completado por el arquitecto Enrique Martínez Gil, Jorge Sánchez Albendea, presidente de la Junta de Cofradías, Antonio Abarca, vicepresidente, y Berta López, guionista y responsable de la comunicación, trabajó en un concepto claro: que Cuenca contase cómo se siente en Semana Santa.

“Queríamos que fuera la propia ciudad la que hablara, la que mostrara su emoción, su pasión. La Semana Santa de Cuenca es sentimiento, y eso queríamos transmitir”, comenta Palacios.

La visita comienza en una primera sala de bienvenida, donde el Cristo de Marfil recibe al visitante rodeado de una escultura formada por tulipas y horquillas. Allí un audiovisual envuelve al público en imágenes y sonidos de procesión, introduciendo al visitante en el ambiente de devoción y solemnidad que caracteriza a estas celebraciones.

Laura Campos, guía del Museo de la Semana Santa de Cuenca. / Cadena SER

El arte contemporáneo y la tradición procesional

La planta principal del museo rinde homenaje al diálogo entre arte y religiosidad. A la derecha, un panel retroiluminado reproduce los bocetos de Miguel Zapata para la puerta de la iglesia de El Salvador. A la izquierda, un cartel de Antonio Saura recuerda la estrecha relación entre los artistas contemporáneos y la Semana Santa conquense.

“Queríamos incorporar el arte contemporáneo que tanto representa a Cuenca, porque estos artistas han sido también cartelistas de la Semana Santa”, señala Palacios.

En esta sala, los visitantes pueden acceder mediante códigos QR a información detallada de cada procesión, una muestra de cómo la tecnología se pone al servicio de la tradición.

Cuenca recibe al visitante al museo. / Cadena SER

El pasillo de los imagineros

Uno de los espacios más impactantes del museo es el pasillo de los imagineros, concebido como una metáfora visual de una procesión. Bajo una sucesión de arcos iluminados que evocan los capuces nazarenos, el visitante avanza hacia un potente final: el manto rojo de la Magdalena. “Queríamos generar una pequeña procesión, una sensación de recogimiento y respeto”, explica Palacios.

En las paredes, paneles dedicados a los trece imagineros que han dejado su huella en la Semana Santa conquense, desde Luis Marco Pérez hasta Octavio Vicent o José Capuz, recuerdan que detrás de cada imagen hay una historia de arte, fe y emoción.

Imagen del Cristo de Medinaceli. / Cadena SER

Silencio y oración

El recorrido continúa hacia la sala de silencio y oración, concebida como una pequeña capilla. Aquí el visitante puede sentarse, escuchar los coros conquenses y vivir un momento de calma.

“El hecho religioso es indisoluble de la Semana Santa de Cuenca. Queríamos un espacio donde el visitante pudiera recogerse, escuchar los coros de la Catedral, del Conservatorio o el Alonso Lobo, y sentir la esencia espiritual de estas celebraciones”, comenta el director creativo.

Un audiovisual muestra la puesta en andas de los pasos y un resumen visual de las principales imágenes, autores e iglesias donde reciben culto.

Sala Marco Pérez en el Museo de la Semana Santa. / Cadena SER

La calle de las procesiones

La escenografía culmina en una recreación sorprendente: una calle del casco antiguo, con balcón, farola, puertas y colores típicos de Cuenca. No es una calle concreta, sino todas a la vez.

“Queríamos que recordara al casco antiguo, pero que no fuera ninguna en particular. Que el visitante sintiera que sale del museo y pisa Cuenca”, explica Palacios.

Un juego de espejos crea la ilusión de un anda completa, con un olivo y una cruz que, al reflejarse, conforman un simbólico huerto de los Olivos.

Recreación de una capilla. / Cadena SER

Las voces del público: emoción y sentimiento

Tras varios meses abierto, el museo ha recibido una respuesta entusiasta. “Las sensaciones son muy buenas, la gente sale emocionada”, asegura Palacios.

Pero quien mejor puede contarlo es Laura Campos, guía del museo y anfitriona de la visita diaria: “El visitante conquense sale con una sensación emotiva. Para él es reavivar un sentimiento que lleva dentro. Y para quien no es de Cuenca, la palabra es emocionante: les despierta la curiosidad por vivir nuestra Semana Santa en persona”.

Sala con una escultura del José Martínez. / Cadena SER

Un museo para sentir la pasión conquense

El renovado Museo de la Semana Santa de Cuenca no solo muestra objetos o carteles; invita a sentir. Cada sala está concebida como una experiencia sensorial donde la luz, el sonido y la escenografía guían al visitante hacia una comprensión más profunda de una tradición declarada de Interés Turístico Internacional.

“Queríamos que el visitante notara la pasión, que le llegara al corazón, tanto si es conquense como si viene de fuera”, resume Emilio Palacios.

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy...