"Lolita era una gran profesional de la radio, una figura entrañable, una presencia constante en la vida cotidiana de los albaceteños"

Con la marcha de Lolita Aroca, se apaga una de las voces más queridas y familiares de la historia de Radio Albacete. Su voz, aterciopelada y cercana, nos acompañó durante décadas, desde que en 1952 entrara en la emisora de los hermanos Cuevas, hasta su regreso en los años 70, ya en la Cadena SER, para conducir aquel entrañable programa de fin de semana que muchos recordamos con cariño: Radio Weekend con Lolita Aroca.

Lolita no solo era una gran profesional de la radio. Era una figura entrañable, una presencia constante en la vida cotidiana de los albaceteños. Su forma de hacer radio era cálida, familiar, profundamente humana. Con ella se va una manera de entender las ondas que hoy parece casi extinta.

Su historia está entrelazada con la de otros grandes nombres de la radio local: Pepe Navarro, José María Campayo, Campos, Esteban Fideu, Sánchez de la Rosa, Faustino López, Ramón Bello, Bañón, Garcia Gavidia o Paco Moya… leyendas todas ellas que construyeron la memoria sonora de Albacete. A casi todos los escuché y admiré, porque la radio tiene ese enganche único: el de la memoria emocional, la que se queda en el corazón.

Lolita era también parte del paisaje humano de nuestra ciudad. Su marido, Antonio Alfaro, conocido como Cachote, fue un reconocido peluquero de señoras en la calle Zapateros, frente a La Voz de Albacete y el bar La Confitería. Con su hija Marieta, compartí una buena amistad. Y a Lolita la saludé en más de una ocasión en actos culturales, especialmente en aquellos que defendían la recuperación del Teatro Circo, causa que también hizo suya.

Con ella se va una forma de hacer radio, pero nos queda su legado, y también el testigo que recogió su alumna más aventajada: Inmaculada Ruíz, a quien saludo desde estas líneas, porque forma parte de lo mejor de nuestra historia radiofónica.

Hoy, Lolita ya estará en el estudio del cielo, reunida con los grandes de la radio de Albacete. Desde aquí, mi más sentido pésame a su familia, especialmente a su hija Marieta, y mi gratitud eterna por habernos regalado su voz, su cercanía y su amor por esta tierra.

Descansa en paz, maestra de la radio.