Isabel Navas: “Quitarse las máscaras de la vida adulta y volver a jugar es el verdadero arte del payaso”
La artista manchega reivindica el papel sanador del humor y el valor de las mujeres payasas en un oficio “tan necesario como olvidado”.

Entrevista con Isabel Navas, payasa de profesión
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Hoy, 5 de noviembre, se celebra el Día Internacional del Payaso, una jornada para rendir homenaje a quienes con una nariz roja, un toque de color y una buena dosis de humor consiguen iluminar los rostros y levantar los ánimos de quienes les rodean. En Hoy por Hoy La Manchuela hemos conversado con Isabel Navas, payasa de profesión, que lleva más de una década dedicada a hacer reír dentro y fuera de los escenarios.
Navas ha explicado que “el humor me mantiene viva, creo que nos salva a todos. Empecé en 2010 con mi primer curso y descubrí que detrás de una nariz roja hay una formación seria de teatro y de humor”.
“Ser payasa es volver al niño que fuiste”
Para Isabel, el arte del payaso va mucho más allá del entretenimiento. Es, ha dicho, una forma de reencontrarse con la esencia humana: “La vida adulta nos pone máscaras para sobrevivir, pero el payaso consiste en quitártelas todas y volver a ser el niño o la niña que fuiste. Es jugar sin prejuicios, sorprenderte con las cosas de la vida y dejar entrar la alegría.”
Navas ha recordado que su amor por el circo viene de familia, y ha indicado que “mi abuelo paterno nos llevaba siempre al circo. Me encantaban los payasos, era la parte que más me gustaba. Gracias a él, desde pequeñita, mamé ese espíritu.”
Más allá del estereotipo
Durante la entrevista, Isabel ha querido poner el foco también en las mujeres dentro de este oficio, tradicionalmente dominado por hombres, ya que “hay muchísimas mujeres creadoras. Me gusta hablar de payasos y payasas, porque somos muchas las que nos dedicamos a esto con el mismo amor y profesionalidad.”
El secreto
Cuando se le ha preguntado qué hace que una actuación conecte de verdad con el público, Navas lo ha tenido claro, y ha remarcado qu “lo más importante es que tú te diviertas. Si lo haces con amor y con el corazón, el público lo nota. Los niños son el público más crítico: si tú disfrutas, ellos también lo hacen.”
Improvisar, sentir y mirar
Para ella, la improvisación es “el alimento del payaso”. De esta forma, Isabel ha señalado que “el payaso comparte con la mirada, no hay cuarta pared como en el teatro. Cada gesto, cada error, se comparte con el público. Y los errores, lejos de ser un problema, son parte del juego.”
También ha asegurado que “en el fracaso está el éxito”, y ha añadido que “cuando te equivocas, ahí está la magia. Los adultos deberíamos aprender eso: equivocarse no es un drama, es una oportunidad de jugarlo de otra manera.”
Un oficio necesario
Isabel ha defendido con pasión el valor social de su trabajo, y ha subrayado que “hay gente que piensa que esto no es un oficio, pero sí lo es, y además es muy necesario. Genera amor, risas, ternura. Funciona en hospitales, en países donde los niños no tienen acceso al arte. Ver sus miradas de sorpresa te carga el alma.”
Este verano, Navas ha formado parte de una expedición en Colombia, y ha dicho que “actuar para 700 niños de golpe fue muy potente. Ellos son muy agradecidos. Me vine cargada de amor, y eso no tiene precio.”
Amor y humor
En su día a día, Isabel no deja de aplicar la filosofía payasa. De este modo, Navas ha dicho entre risas que “el humor me salva, y creo que nos salva a todos. Es mi salvavidas. Si del humor no hacemos nada, es amor y humor, a trailers”.
Antes de despedirse, ha lanzado un mensaje a sus compañeros y compañeras de nariz roja: “Continuemos en este camino de amor y humor. Somos una gran familia. Que se nos vea y se nos valore como toca.”

Carolina Martínez
Natural de Albacete. Graduada en Periodismo especializado por la UCLM. Aprendió en Castilla-La Mancha...




