Teatro, Mercedes González y Sweet Caroline

Empecemos por el final. Pocas canciones existen que contagien tanta alegría y de manera tan rápida como Sweet Caroline de Neil Diamond. Ya sea la versión original del cantautor estadounidense o la mayoría de las que después le han sucedido −por cierto, algunas de artistas tan admirados como Julio Iglesias, Elvis Presley o Frank Sinatra o de la mismísima banda de rock U2− la verdad es que en cuanto empiezan a escucharse sus primeros sones, los elementos más genuinos de la canción provocan de inmediato un sentimiento de complicidad, amistad y camaradería.

Así sucedió el pasado viernes 14 de noviembre a la conclusión de la presentación del libro Teatro en Tomelloso, de Mercedes González. Las 250 personas que llenaron el Auditorio López Torres de la ciudad, obligando a cerrar las puertas exteriores por aforo completo, compartieron unos minutos de baile y de palmas, desinhibidas y jubilosas, al ritmo de una canción que expresó en ese momento la satisfacción de todos por el reconocimiento debido al mundo del teatro y a sus protagonistas. Sin duda, una experiencia maravillosa e inolvidable, similar a la de los estrenos que resultan redondos y que finalizan con un aplauso sin fin con el público en pie.

Pero si placentera fue la presentación, más aún lo es descubrir e interiorizar las “reflexiones personales, incluso íntimas”, con las que está aderezado este excepcional, singular, divertido, riguroso e interesantísimo libro que nos ha regalado Mercedes González a todos los amantes del teatro y de la cultura en general. Texto marcado por la experiencia que atesora, los conocimientos, las sensaciones, la amplitud de miras y el don de gentes de una actriz, maestra y escritora enamorada de los teatreros y de los valores intransferibles del mundo de la escena amateur.

Como escribe en el prólogo y como reiteró durante la presentación Alejandro Cavadas, presidente de la Confederación Española Escenamateur, el libro Teatro en Tomelloso nos permite “imaginar el infinito sobre un escenario”. A ello nos invita Mercedes González y también, primorosamente, la artista Concha Espinosa, responsable de las ilustraciones que engalanan la cubierta y la separación de los dos actos en los que se presenta un texto imprescindible y único en su género. Ideal para, como recomienda su autora, “dejarse mecer y disfrutar”.