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Vuelven los olmos a los pueblos de Cuenca: así se rescata un símbolo perdido

El vivero provincial forestal impulsa también la recuperación del chopo autóctono en Cuenca

Vuelven los olmos a los pueblos de Cuenca: así se rescata un símbolo perdido

Cuenca

El vivero provincial forestal, dependiente de la Delegación de Desarrollo Sostenible, se ha consolidado como uno de los recursos clave para la protección y recuperación de la flora autóctona de Cuenca.

Con más de 200 especies en producción y miles de plantas distribuidas cada año, este centro es una pieza estratégica que abastece tanto proyectos ambientales como iniciativas educativas y municipales.

Entre sus líneas de trabajo destacan dos proyectos que están transformando la restauración de los ecosistemas ribereños y urbanos de la provincia: la recuperación del olmo resistente a la grafiosis y la producción controlada de chopos autóctonos, especies cuya presencia ha disminuido notablemente por décadas de hibridación, enfermedades y cambios de uso del suelo.

Plantación de olmos resistentes a la grafiosis para regenerar olmedas en la provincia de Cuenca.

Flora autóctona con garantías

“La función principal del vivero es producir aquellas plantas que no pueden obtenerse fácilmente en viveros comerciales”, como nos ha explicado Enrique Montero, jefe del Servicio de Biodiversidad de la Delegación de Desarrollo Sostenible en Cuenca. “Especies autóctonas, protegidas o con requerimientos específicos de procedencia que solo la administración puede garantizar”.

Además de esta misión central, el vivero mantiene un pequeño stock de especies arbóreas y arbustivas tradicionales destinadas a campañas educativas y a la cesión a ayuntamientos.

Chopos autóctonos en las riberas

Una de las líneas estratégicas del vivero es la producción de tres especies de sauces y dos de chopos autóctonos, garantizando su pureza genética en un contexto donde estas especies se hibridan con mucha facilidad.

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“Queremos restaurar poco a poco las riberas originales, empezando por el Júcar. Muchas choperas actuales proceden de clones americanos plantados hace décadas para producción de madera”, detalla Montero.

Durante años, la gestión forestal priorizó la producción maderera, por lo que se extendieron híbridos entre especies europeas y americanas. Hoy, los objetivos han cambiado: “Lo que pretendemos ahora es sustituir esos chopos cuando toca la corta y replantar con estirpes autóctonas, devolviendo a la ribera su composición original”, subraya el jefe de Biodiversidad.

Este año se restaurarán tres nuevos tramos del río Júcar, dentro de la Red Natura 2000, utilizando chopos, sauces y fresnos autóctonos.

Plantación de chopos autóctonos para regenerar riberas en el río Júcar, en Cuenca.

La recuperación del olmo

El proyecto más emblemático del vivero es, sin duda, la recuperación del olmo. La grafiosis, una enfermedad devastadora transmitida por escolítidos, arrasó con la práctica totalidad de las olmedas españolas desde los años 80.

“Contamos con los clones resistentes seleccionados por el Ministerio a nivel nacional. Se escogieron ejemplares que, rodeados de olmedas diezmadas, mostraron resistencia natural gracias a su genética”, explica Montero.

A partir de ese material, el vivero está reproduciendo olmos que no sucumban a la enfermedad. Además, en el propio recinto mantienen una decena de ejemplares en test para verificar de nuevo su resistencia en un entorno donde aún existe grafiosis activa.

Olmo centenario de Torralba. / villadetorralba.es

El árbol del pueblo

El papel simbólico del olmo en la vida rural ha sido determinante para que numerosos municipios se sumaran al programa. El pasado invierno se distribuyeron cerca de 200 plantones resistentes a los ayuntamientos de la provincia.

“Muchos querían recuperar el árbol emblemático de la plaza, aquel donde se reunía el pueblo. Eran ejemplares monumentales, con diámetros de más de dos metros. Ahora podemos devolver ese símbolo donde se perdió”, señala Montero.

Nevada sobre el olmo centenario que presidía la plaza de Torralba (Cuenca).

Regeneración de olmedas

Los olmos resistentes también están siendo utilizados para restaurar las olmedas ribereñas en varios puntos de Cuenca. “La olmeda forma parte de la vegetación de ribera, en la franja más alejada del cauce. Es el lugar ideal para el olmo, y ahí los estamos implantando para que vuelvan a producir semilla y regenerar las masas perdidas”, indica Montero.

Zonas ya restauradas o en proceso:

-Confluencia del Júcar con el Moscas, visible desde la circunvalación de Cuenca.

-Villar de Olalla.

-El Barajito.

-Entorno de Fresneda y otros enclaves a lo largo de la ribera.

El objetivo es lograr manchas de olmo resistente que, con el tiempo, dominen sobre las actuales poblaciones sensibles, que rebrotan pero no alcanzan la talla de antaño.

“Queremos que el paisaje vuelva a mostrar esas grandes olmas que caracterizaban nuestros ríos. Esas imágenes casi desaparecidas que muchos aún recuerdan”, concluye Montero.

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy...