Recetas

Toledo (Toledo)

Todos tenemos libros de cocina de varios tipos y de varias partes del mundo, con instrucciones precisas para poder hacer esas recetas. Intentamos elaborar los platos con precisión, y poco a poco, vamos haciendo nuestras propias versiones del mismo.

Luego hay otro tipo de recetas, las familiares, las que van pasando de generación en generación, que viven en nuestra memoria, en mi caso, siempre asociadas a mis abuelas. Recetas que además estaban siempre ligadas a numerosos consejos, ingredientes e instrucciones que no encontramos en los libros de cocina.

Me pasa continuamente, sobre todo con los platos de cuchara, cada vez que los hago, tengo en mi memoria a mis abuelas cocinando con su mandil, hablando sin parar de como cocinar, de sus advertencias para que los ingredientes no se estropeasen.

Cocine lo que cocine, jamás me sale como a ellas, nunca consigo que tengan ese sabor que tengo en mi memoria. Ellas siempre decían que cocinaban con mucho amor, yo les prometo que yo intento poner mucho amor y cariño en mis recetas, pero nada, no saben igual.

Siempre pienso que puede ser por los ingredientes, porque las especias sí que mantienen su sabor, pero es raro. Además, es un tema que comento con mis amigos por si les pasa y a miembros de mi familia, y nos pasa a todos, no somos capaces de conseguir que estas recetas sepan igual.

Hace años, mi madre y yo, nos dedicamos a recopilar las recetas familiares, perfectamente descritas en un cuaderno, para que no se nos olvidase ningún detalle. Cada vez que decidimos hacer alguna de estas recetas es como un ritual para nosotras, son recuerdos, son olores, eran recetas que se transmitían desde el corazón. Y es curioso, porque siempre cocinamos este tipo de platos en determinadas ocasiones: en días en los que tenemos malas noticias o en algún tipo de celebración.

Supongo que aunque las cocineras principales ya no están, cocinando sus platos, seguimos haciendo partícipes a mis abuelas de nuestro día a día.