"Ojala mi hija pueda decir algún día que su padre habló, hace años, de la violencia machista en la radio, cuando haya desparecido como la viruela o el sarampión"

Albacete

En el tiempo que ustedes, oyentes de la cadena Ser, escuchen mis palabras han asesinado a una mujer, pero si contásemos el tiempo que me ha llevado escribir lo que ustedes oirán en estos minutos la cifra todavía es peor porque han asesinado a 4 mujeres. Según los datos publicados por Naciones Unidas en el mundo una mujer es asesinada cada 10 minutos , es decir, 140 mujeres al día lo que supone más de 51.000 mujeres al año y esta escalofriante cifra no disminuye.

Pongamos esos números mundiales en comparación con nuestra ciudad: Imagínense que todas las mujeres, y digo todas, y bastantes niñas de Albacete capital serían las asesinadas en un año. Todas ustedes muertas. Una brutalidad. ¿no les parece? Brutalidad es también la muerte de una sola mujer por causas de violencia.

Pero la violencia de genero no solo es el asesinato de mujeres ya que es mucho más como la mutilación genital, los maltratos físicos, psíquicos y sociales, violaciones y abusos sexuales, abusos verbales y acosos en internet.

Y en nuestra querida España la situación tampoco es nada buena, este año han sido asesinadas 38 mujeres y miles de mujeres sufren malos tratos y una de cada cuatro jóvenes sufren abusos o acosos por internet y redes sociales.

No son solo cifrás, todas tienen nombres y apellidos y por desgracia algunas de ustedes, que nos oyen, lo han sufrido o conocen a mujeres, jóvenes o niñas que lo padecen o han padecido.

El 25 de noviembre fue elegido por Naciones Unidas para declarar Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en recuerdo del día que fueron asesinadas las 3 Hermanas Mirabal en 1960 en la República Dominicana porque fueron líderes, madres, mujeres que alzaron la voz para que se las escucharan y ahora son un símbolo contra la violencia de género.

A toda esta violencia hay que decir ¡Basta! Y especialmente los hombres, que somos los causantes de la gran mayoría de estos casos, y está en nuestras manos poner el grano de arena: eduquemos, informemos, sensibilicemos, denunciemos si es el caso y apoyemos a las asociaciones y mujeres que lucha por esto y manifestemos públicamente nuestro apoyo y no consintamos que otros hombres, amigos o compañeros favorezcan estas violencias.

Ojala mi hija pueda decir algún día que su padre habló, hace años, de esto en una radio porque entonces había una violencia que ya ha desparecido como pasó con la viruela o el sarampión.